Aseguran narcolaboratorio que operaba en Tecalitlán
Unas 20 personas operaban el campamento hallado en la sierra sur
Ganancias mensuales cercanas a los 16 millones de dólares dejaba el narcolaboratorio asegurado por el Ejército Mexicano en el municipio de Tecalitlán, ubicado al sur de Jalisco.
De acuerdo con las autoridades castrenses, dicha cifra se desprende del costo de comercialización que tiene la droga conocida como “cristal”, en el mecado negro de Estados Unidos.
Según el Departamento de Justicia del vecino país del norte, un gramo de “cristal”, en estados como Arizona, se venden entre 60 y 100 dólares, mientras que, en ciudades como Chicago o Nueva York, su costo se duplica.
El narcolabotario, que tenía una producción estimada en 30 kilos semanales, se levantó en medio de la nada, en un punto de difícil acceso enclavado en una zona serrana del municipio de Tecalitlán. Para llegar hasta ahí es necesario recorrer varias brechas que pueden resultar confusas si no se conoce el terreno. El Ejército Mexicano lo encontró durante un patrullaje de vigilancia.
“En este caso se detectaron algunos botes, rodamientos de vehículos y material que nos indicaba, principalmente el aroma, éste lugar tiene un aroma muy peculiar por el almacenamiento de químicos, eso favoreció que el personal militar detectara y localizar este lugar”, comentó el teniente coronel de Artillería, José Villafaña Ortiz.
El narcolaboratorio estaba dividido en cuatro campamentos: el primero servía como bodega de los precursores químicos, también había dos reactores de aluminio, varias ollas de peltre, tanques estacionarios repletos de gas LP, así como decenas de tambos metálicos llenos de sosa cáustica; los otros dos estaban a unos 200 metros de distancia, ahí el Ejército confiscó una veintena de tambos de plástico en color azul, así como varias cintas para medir el PH, caretas antigases, botas de caucho, guantes de plástico, lentes y gorras. El último y cuarto campamento era utilizado por los trabajadores como punto de descanso en improvisadas casas de campaña construidas con bolsas negras de plástico, donde había colchonetas, dos mesas de madera, una pequeña estufa dos con ollas de barro con comida, varios vasos de cristal, una revista y un puñado de tortillas frías y duras por permanecer a la intemperie.
Se presume que en la fabricación de la droga intervenían al menos una veintena de personas, entre las cuales había niños y mujeres, ya que se localizaron varias prendas de vestir que refuerzan esa hipótesis. “Los cocineros” trabajan regularmente las 24 horas del día, ya que sus patrones les pagan casi siempre a destajo, en promedio 3 mil pesos por kilogramo.
Un militar que participó en el operativo dijo, que quienes intervienen en la preparación de la droga “cristal”, tienen una vida muy corta que no rebasa los cinco años, ya que muchos enferman de diversos padecimientos y hasta cáncer por el continuo contacto con los químicos.
Se estima que este narcolaboratorio tenía por lo menos un año operando; para evitar que fuera descubierto por las autoridades durante un sobrevuelo, los delincuentes pintaron las láminas de metal que servían de techo de color verde y las cubrieron con hojas secas para camuflarlas.
Es de resaltar, que a pesar de estar en medio de la nada, el campamento contaba con luz eléctrica, se presume que para ello se empleaban plantas de gasolina.
De lo asegurado se le dio vista a la Procuraduría General de la República (PGR), instancia que dio inicio a una carpeta de investigación contra quien resulte responsable. No hubo detenidos en el aseguramiento de la instalación.