Milenio Jalisco

¿Ustedes se ríen de los sismos?

- Susana Moscatel

La próxima persona que me diga que a los mexicanos nos encanta reírnos de nuestras tragedias lo voy a invitar a visitar cómo le va a cualquiera que decida hacer un chiste remotament­e inapropiad­o en Twitter. Sí, entiendo que el 19 de septiembre fue un día negro y, por supuesto, que ningún medio masivo (y eso incluye las redes sociales) debería haber estado haciendo chistes al respecto.

Existe la eterna pregunta entre comediante­s que dice: “¿Demasiado pronto?” y muchas veces lo es. Como lo era para ese restaurant­e tan extraordin­ariamente exitoso de pizzas frente a los derrumbes de Álvaro Obregón que ya vendía cerveza y fiesta cuando todavía se estaban rescatando cuerpos. ¡Sí, demasiado pronto! Pero consideran­do que los sismos no parecen querer dejarnos en paz, por ahora, hay que tener una proporción de qué sí y qué no, al menos, para ver cómo lidiamos con la angustia de escuchar esa alerta, esta vez a la 1 am del lunes.

Yo sí me reí de mí misma al darme cuenta de que como mi camisón era transparen­te encima de mi cama estaba mi chamarra de invierno (jamás se va a repetir el capítulo de salir con shorts y tank top de Hello Kitty a pasear en las avenidas ondulantes). Pero eso sí, cometí la pifia de haber empacado mis

chanclitas sísmicas, que viven al lado de mi cama y con las que podría correr un maratón, pero ponérmelas en menos de un segundo, así que salí tropezando con las agujetas de otros tenis, imposibles de ponerse rápido, que vi cerca.

Mejor que yo corriendo por el centro tratando de salir de un edificio el viernes pasado con faldita y tacones, ya de por sí peligrosos ante cualquier circunstan­cia. Sea como sea, la risa tiene que llegar si queremos superar el horror. No necesariam­ente la del humor negro, que a tantos se nos da tan bien, y que nos mete en tanto problema. Pero cosas sencillas.

Como un meme de AMLO prometiend­o que si lo eligen ya no habrá temblores. Ese no lo compartí, aunque me hizo reír mucho, porque no quiero tres días de torpedos tuiteros. Honestamen­te no creí que la gente fuera incapaz de reír, ya viendo que estábamos bien después de esta más reciente réplica con alerta, cuando una cuenta que le hace homenaje a Los Simpson en México, burlándose de los vecinos de la colonia Condesa con la escena en la que todo el pueblo de Springfiel­d se vuelve una turba iracunda que va contra el enemigo imaginario. Este decía: “Vamos a quemar Pinotepa Nacional para que esto no vuelva a pasar”, junto con el video de la bola de idiotas caminando con antorchas hacia allá. (Hubo versiones de varias colonias).

Obviamente, el chiste no era contra los habitantes del epicentro que, sin duda, la han pasado mal. Tampoco, como residente de una de las colonias en cuestión, me sentí aludida. Me dio tanta risa como cuando Miguelito le pregunta a Mafalda si el clima es culpa del gobierno o de Dios (claro, en ese entonces aún era chistoso y nadie imaginaría que sí sería culpa de ciertos gobiernos). Pero en este caso era un chiste contra la estupidez humana. Esa inevitable reacción de algunos que prefieren enojarse y sufrir, que encontrar otros modos de lidiar con la angustia. Muchos reían horas después, pero la cantidad de personas enfurecida­s me detuvieron en seco. Ya tuve con el susto. No me iba a pelear con nadie. Pero bueno. Lo padre es que “los mexicanos nos reímos de nuestras tragedias”. A menos que realmente sean nuestras. O estemos como la policía de la dignidad en las redes sociales.

¿En serio?

¿Ahora La Güereja a la política? Todos con el pretexto de que son ciudadanos preocupado­s. Todos lo estamos, pero (y asumiendo que sus intencione­s son puras), ¿nadie les dijo que son trabajos donde la experienci­a y saber hacer las cosas debería de contar de algo? ¡Venga tu plataforma política para Morelos, María Elena Saldaña! Está superfácil lidiar con todo ahí en estos días.

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