¡Está que arde!
L a situación está que arde para los ciudadanos, pero parece que a las autoridades la inseguridad no les interesa, la cantidad de hechos delictivos que se denuncian, parece importarles muy poco.
Todas las noches en el noticiero de Meganoticias que conduzco, en las reuniones de amigos, en las redes sociales, en las cartas de lectores de Milenio: el tema central es la gran cantidad de delitos que se cometen en la ciudad, la impunidad con que se mueven los delincuentes y la falta de efectividad de las autoridades.
Los testimonios de victimas que narran como fueron despojados de sus bienes en muchos casos con violencia son frecuentes, como el caso de la familia que sufrió un asalto en su casa, cuando la abuela cuidaba a sus hijos pequeños, en la zona de Juan Palomar; o quien nos narró el robo de su auto que dejo en la zona de Chapultepec; o mi compañero de trabajo que dejo unos minutos su auto en una calle de Jardines del Bosque y lo dejaron sin batería; o los vecinos que el domingo pasado, cuando regresaron de misa ya se había metido a robar a su casa en Bugambilias; mis colegas que fueron asaltados cuando cenaban en un restaurante de la calle Morelos; o mis compañeros que fueron asaltados cuando viajaban en un camión de la ruta 59 y así como estas, hay decenas de historias que se repiten todos los días y lo peor es que no pasa nada.
No debería haber otra cosa más importante para las autoridades de todos los niveles de gobierno que la de brindar seguridad a los ciudadanos, esto lo consigna el artículo 21 de la Constitución Mexicana que a la letra dice: “La seguridad pública es una función a cargo de la Federación, las entidades federativas y los municipios, que comprende la prevención de los delitos; la investigación y persecución para hacerla efectiva, así como la sanción de las infracciones administrativas, en los términos de la ley, en las respectivas competencias que esta Constitución señala. La actuación de las instituciones de seguridad pública se regirá por los principios de legalidad, objetividad, eficiencia, profesionalismo, honradez y respeto a los derechos humanos reconocidos en esta Constitución”. Que por lo pronto, parece letra muerta.
En corto, los políticos reconocen que las cosas andan mal, que se ha multiplicado el delito común y que hay bandas bien organizadas algunas de extranjeros que se mueven con toda impunidad, aunque públicamente el discurso de las autoridades es el mismo, “seguimos trabajando”, “el nuevo sistema penal complica las consignaciones”, “nosotros los detenemos, pero los jueces los liberan”.
Dentro del gobierno pareciera que hay a quien le urge que ya termine el sexenio, para aventarle la “papa caliente” a los que siguen, y sean ellos los quienes busquen solución al grave problema, por lo que los ciudadanos estamos condenados a seguir padeciendo de esta creciente inseguridad, mientras los políticos están más entretenidos y atareados con sus campañas, que en resolver esta gran demanda ciudadana.