La Última Lucha prepara exposición de Carlos Flores Rom
Recién fundada por los hermanos Vázquez Jaramillo, la pulquería iniciará su calendario cultural 2018, en marzo
Con 25 sabores distintos para escoger, inspirado en El templo de Diana y La Hija del Apache de la Ciudad de México, con un acervo de más de mil piezas de colección de arte objeto alusivas a los titanes del cuadrilátero desde El Santo a Microman, además de pantallas que proyectan una estelar lo mismo que escenas de Los Jaguares contra el luchador misterioso, o Santo contra Blue
Demon en la Atlántida así es La Última Lucha, la pulquería fundada por Juan de Dios y Ramón Vázquez Jaramillo hace año y medio en la calle Constancio Hernández Alvirde 19, antes Escorza y que de martes a sábado destila música guapachosa.
El lugar será sede en breve, de una muestra de xilografías de Carlos Flores Rom y otra con obra de El bélico. Según Juan de Dios, no es la primera ocasión que realizan una actividad cultural. Sus muros en los que los más asiduos degustan un curado de piña/apio, al tiempo que los menos animados beben cerveza ha albergado ya un homenaje a Rodolfo Guzmán Huerta, El Santo, que consistió en una exhibición de imágenes del fotoperiodista Arturo Ortega Navarrete en septiembre pasado, y la proyección de películas del gran ícono de la lucha libre mexicana musicalizadas por el grupo de surf homónimo El Santo, “originario de Ixtapaluca”. También en otras fechas fue sede de la presentación del libro Santo el enmascarado de
plata de Lydia Gabriela Olivares”. Otra particularidad del sitio según Ramón es que “de acuerdo a cada festejo integramos una decoración diferente, con papel picado de Xochimilco. Está personalizado según la fecha: Día de muertos, Día del amor y la amistad y Fiestas patrias, además de que preparamos sabores especiales para cada fecha. Ahora en el 14 de febrero vendimos los curados Frutas de la pasión y Flores de la pasión, en Día de Muertos hemos hecho curado de flor de cempasúchil”.
Ramón, quien también es autor del cuento El Ring
Celestial, que puede leerse en una especie de alegoría de La
Hoja Parroquial titulada De 2 a 3 lecturas sin límite de tiempo y que permanece colocada en calidad de mantel desechable en cada mesa del establecimiento, aseguró que parte del éxito también es que “encontramos buenos productores de pulque de la sierra de Jalisco. A diferencia del pulque que se consume en la Ciudad de México, el nuestro es ligero, menos blancuzco y menos espeso. Gracias a eso también hemos ganado más adeptos, es un pulque distinto”.
Juan de Dios, experto y asiduo a varias pulquerías del centro del país comentó: “No hay otro lugar así en Guadalajara. La idea me surgió cuando estuve radicando en la Ciudad de México. Siempre me ha gustado mucho el pulque, su sabor... La cultura del pulque es muy rica. En la Ciudad de México iba mucho a La Risa, una pulquería del centro histórico, me gustaba porque había un ambiente muy relajado, nostálgico; veías el lugar con muebles un poco deteriorados, las paredes descarapeladas. Mi otro gusto es la lucha libre. Yo soy abogado y trabajaba en una dependencia de gobierno, en mis días de descanso iba a la Arena México, comencé a adquirir piezas de colección que me vendían artistas, y establecimientos cercanos a ese ambiente cuando pensé en que algún día podría tener mi propia pulquería; lugares especializados en atuendos, máscaras, revistas carteles de películas y objetos”.
Ramón y Juan de Dios disertan, desde su barra, mientras de fondo Rigo Tovar implora ese clásico: Perdóname mi amor por ser tan guapo... Ramón comenta: “Recordemos que en tiempos de los aztecas, era una bebida reservada sólo para la nobleza. Es una bebida que no pasa por un proceso industrial, se extrae del maguey y tal cual se mezcla con lasfrutas o lo tomas natural” a lo cual Juan de Dios destaca: “Se recomienda mucho a embarazadas y mujeres en periodo de lactancia por sus propiedades”… En la carta puede leerse: Mango, mamey, coco, plátano, guanábana, arándano, avena… una extensa letanía de sabores que pueden tomarse en diversas porciones, las más pequeñas y baratas de 20 pesos.