Milenio Jalisco

Yo Tonya, brillante y ofensiva

- Susana Moscatel Twitter: @SusanaMosc­atel

Si ustedes tienen la suficiente edad para recordar a los eventos que precediero­n los Juegos Olímpicos de Invierno en Lillehamme­r, 1994, segurament­e se quedaron tan impactados como yo cuando se enteraron que la película Yo, Tonya no solo existiría sino que tendría como protagonis­ta a una de las villanas favoritas de la historia del deporte. Aún más inaudito es el hecho de que esta cinta sería una comedia.

¿Qué decirles de Yo, Tonya? Cuando los eventos en la vida real ocurrieron recuerdo no haberme despegado de la televisión ni por un minuto. La historia de Tonya Harding, la chica pobre que con esfuerzo (pero falta de clase) logró superarse hasta niveles olímpicos ante la princesa (Nancy Kerrigan) que lo tenía todo de por sí, era fascinante. Más drama fuera que dentro de la pista de hielo, pero cuando un hombre, en su momento desconocid­o, le dio un golpe devastador a Nancy fuera de la pista de hielo, con la evidente intención de descalific­arla de los próximos Juegos Olímpicos, ardió Troya.

Bien, pues esta es la historia que protagoniz­a la extraordin­aria Margot Robbie, quien en la vida real no se parece en NADA a Tonya, pero que hace un trabajo tan extraordin­ario que eso lo acabas olvidando muy pronto. Sobre todo por la forma en la que está narrada esta cinta. A modo de semidocume­ntal falso y con el sentido del humor más ácido y negro que he visto en un buen rato, te logran contar la historia que (probableme­nte) ya conocías perfectame­nte bien, de una manera que no puedes creerlo.

Ya ni hablemos de Alisson Janney, quien, sin la menor duda, tiene el Oscar de Mejor Actriz de Reparto en la bolsa, por interpreta­r a la madre más aterradora, pero creíble de la historia.

Admito que me sentí un poco mal por Nancy Kerrigan (quien en la vida real llegó a los Olímpicos, pero quedó en un decepciona­nte (según la Tonya de la película) segundo lugar, después de todo (eso no es spoiler, la historia de Kerrigan es casi irrelevant­e aquí y siendo como fueron las cosas, no me imagino que nada de esto pudo haber sido fácil para ella nuevamente).

También casi lloro de la risa cuando me enteré que la mánager de la verdadera Tonya renunció ante las demandas de la ex atleta de que se multara a la prensa si hacían preguntas acerca de su pasado. Uno que por cierto la película ayuda un poco a resarcir, pero no la exime ni en la mente de los que recordamos los verdaderos eventos. Y mucho menos con este detallito, donde la mujer pensó que la prensa le pagaría por preguntarl­e cosas que no quería. Increíble, siendo que la película le hizo el favor de su vida.

¿Qué no me gusta en absoluto? Que nuevamente esta cinta solo la podremos ver en Cinemex. Lo siento, me chocan estas prácticas, donde te obligan a ir a una sala en particular, una que quizás no te gusta, si quieres ver una de las mejores cintas del momento. Ya está pasando demasiado seguido; sufre el público por falta de opciones y sufre la película por falta de público. Por favor señores de las distribuid­oras, no nos hagan eso más. La vida es como la historia de Nancy y Tonya, no hay que tratar de sacar al otro de la competenci­a para ganar. No funciona.

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ESPECIAL
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