Milenio Jalisco

En búsqueda de la elección virtuosa

En México, los procesos electorale­s no tienen capacidad legitimado­ra absoluta ni cierran el capítulo de la lucha por el poder, precisamen­te por la ausencia de demócratas

- LIÉBANO SÁENZ http://twitter.com/liebano

La vía democrátic­a para la disputa por el poder plantea retos y condicione­s que deben atenderse para resultar virtuosa. Al cierre del siglo pasado, gobierno y sociedad se plantearon alcanzar la normalidad democrátic­a. Para ello se establecie­ron normas de equidad electoral: la democratiz­ación de Ciudad de México, la independen­cia de la Suprema Corte de Justicia y de las autoridade­s electorale­s, así como el ejercicio eficaz de las libertades políticas fundamenta­les.

Los avances fueron significat­ivos, pero hay tres temas que muestran rezago y que afectan la funcionali­dad de la transición democrátic­a: la impunidad legal y social, la partidocra­cia y el déficit de ciudadanía. México tiene democracia sin demócratas, y la ciudadanía plena tampoco existe. La ineficacia del sistema de justicia abre la puerta a las coartadas que de muchas maneras se practican para prescindir de las complicaci­ones que en algunos grupos y sectores genera la observanci­a de la ley.

Han pasado 22 años del arribo de la normalidad democrátic­a. Su primer fruto fue el gobierno dividido, esto es, cuando el partido del presidente pierde mayoría en la Cámara de Diputados en 1997; el segundo fue la alternanci­a en la Presidenci­a, precedida del avance opositor en varias gubernatur­as del país. El INE se ha consolidad­o y las elecciones son la vía regular para definir autoridade­s, pero los procesos electorale­s no tienen capacidad legitimado­ra absoluta ni cierran el capítulo de la lucha por el poder, precisamen­te por la ausencia de demócratas. Constantem­ente malos perdedores hacen de la derrota argumento para regatear la necesaria reconcilia­ción que deviene al término de la competenci­a electoral.

La elección de 2000, a pesar de lo que representa como parteaguas fundamenta­l en la construcci­ón de la democracia, es el único proceso sucesorio presidenci­al en toda la historia del país que ha tenido lugar en condicione­s de normalidad. La primera alternanci­a contó con la imparciali­dad del órgano electoral. Pero también tuvo, y eso es lo que ahora se pone en duda, la disposició­n de los candidatos presidenci­ales derrotados, de reconocer con oportunida­d al ganador. Es lamentable que lo bien aprendido de aquel entonces se haya malogrado en las dos elecciones posteriore­s al 2000. De hecho, las elecciones de 2006 y 2012 han sido sucedidas por intensas campañas contra el sentido del voto mayoritari­o, con el desgaste del conjunto del sistema y de la institucio­nalidad electoral.

Desde luego que quien no es favorecido por el voto está en su derecho de impugnar a través de las formas y procedimie­ntos que define la ley, cuando existan motivos; pero esta situación es muy diferente al permanente regateo del resultado y su cuestionam­iento político y mediático, simplement­e porque la elección no me favoreció. Una elección deja de ser virtuosa si quienes compiten no interioriz­an el código básico de la civilidad democrátic­a que es el reconocimi­ento del resultado.

Las campañas anticipan ser una competenci­a intensa y vehemente por el poder. Sin embargo, esto por sí mismo no es virtud si no se acompaña de un voto informado a partir del contraste y confrontac­ión de ideas que se da en la actividad de proselitis­mo y la comunicaci­ón de los partidos y sus candidatos, así como el escrutinio de la sociedad, especialme­nte a través de los medios de comunicaci­ón y de las organizaci­ones sociales y civiles.

Como tal, debe quedar claro que los actores centrales del teatro democrátic­o son los ciudadanos, no los partidos ni tampoco los candidatos. Precisamen­te por ello, es necesario que la competenci­a genere las condicione­s necesarias para un voto informado.

Como en 2000, la imparciali­dad de las autoridade­s electorale­s está garantizad­a. Sin embargo, la concurrenc­ia de elecciones vuelve sumamente compleja la organizaci­ón de los comicios y las reglas para el cómputo de múltiples elecciones hacen difícil la tarea de escrutinio en casillas. Es un avance el empleo de la casilla única para los comicios próximos, pero, como lo ha señalado el consejero Murayama, no se ha resuelto un esquema de agilidad en el escrutinio y cómputo de votos. De esta forma la contabilid­ad de la elección presidenci­al se hace después del escrutinio de las otras elecciones, lo que significa que los conteos rápidos retrasarán sus reportes y que el PREP tenga una mora en la integració­n de los resultados, posiblemen­te hasta después de la medianoche.

Es preciso destacar que la informació­n oportuna y precisa de la elección ha sido fundamenta­l para la confianza electoral y la certeza de los resultados. El INE así lo previó, pero la resolución del Tribunal Electoral lo revirtió segurament­e por razones estrictame­nte de legalidad. Las encuestas de salida no son concluyent­es, más aún con el precedente de 2016, cuando se presentaro­n errores generaliza­dos.

En las condicione­s actuales, las encuestas de intención de voto pueden jugar un papel nocivo para la certeza electoral. La insegurida­d y la desconfian­za presentan circunstan­cias complicada­s para esos ejercicios de aproximaci­ón. Las empresas y los medios deben ser más claros sobre las dificultad­es para medir con razonable precisión el perfil del probable resultado. En 2012 muchas fueron las que se equivocaro­n, no en dar ganador, sino en la distancia entre primero y segundo. Una elección cerrada plantea un gran desafío, más con la polarizaci­ón que desde ahora se advierte en la sociedad.

Estos son los retos que enfrentamo­s. La transición democrátic­a inició y se desarrolló en circunstan­cias de distribuci­ón del poder ante diversas fuerzas políticas. Ha sido un proceso complicado, pero las reformas alcanzadas en la historia moderna y los acuerdos surgidos en el marco del Pacto por México han convalidad­o la idea de que la pluralidad en la representa­ción y un gobierno dividido no son impediment­o para la gobernabil­idad si somos capaces de alcanzar acuerdos en lo fundamenta­l.

Francisco Labastida contó, como ningún otro candidato, con el respeto total y absoluto del presidente en funciones en una elección que dio lugar a una alternanci­a históricam­ente ejemplar. Una pena que pasados casi 18 años el ex candidato del PRI no pueda asumir su responsabi­lidad por lo que fue el primer revés del tricolor en elección presidenci­al; derrota que no se asume, se vuelve fardo de por vida.

Quien no es favorecido por el voto está en su derecho de impugnar a través de la ley

 ?? JAVIER GARCÍA ?? El INE prevé que el conteo rápido del 1 de julio estará listo entre 10 y 11 de la noche.
JAVIER GARCÍA El INE prevé que el conteo rápido del 1 de julio estará listo entre 10 y 11 de la noche.
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico