Milenio Jalisco

Proyectos de Jaguar en la costa, al borde de la quiebra

La Pecas está a punto del retiro, mientras dos proyectos de manejo de felinos en cautiverio están por cerrar

- Agustín del Castillo /

En julio de 2003, cuando nació La Pecas, en las selvas de Cabo Corrientes, ni siquiera estaba reconocida por la sociedad de Jalisco la presencia de la Panthera onca en el territorio tropical que domina el occidente del estado.

Casi 18 años después, la famosa felina que cimentó un proyecto de educación y manejo ambiental hoy al borde de la quiebra, ha convertido en moda la protección del mayor depredador de la América Tropical. Pero no se puede hablar de que la especie esté salvada, aunque ha avanzado, pese a que las presiones sobre sus ecosistema­s no ceden.

La hembra de tecuani (“fiera”, en náhuatl) no logró reproducir­se con éxito aunque tuvo dos camadas que murieron, víctimas de su inexperien­cia y de la falta de conocimien­to en el manejo de felinos en cautiverio por parte de la comunidad que le dio cobijo a su orfandad. Don Gil, quien ya es anciano y sobrevive en la pobreza de su aldea nahua, la rescató de unas cuevas donde el cachorro gemía de hambre tras la prolongada ausencia de su madre, que –después se supo- fue muerta por cazadores furtivos a unas semanas del nacimiento.

El entusiasmo del hallazgo motivó al principal prestador de servicios técnicos forestales de la región, y ex alcalde de la demarcació­n, Gonzalo Curiel Alcaraz, vertebrara una iniciativa de rescate de felinos en uno de los últimos rincones de Jalisco donde sobrevivía­n. Hacia la sierra de Puerto Vallarta, al norte, y hacia el sur, en las regiones de Chamela y de Manantlán, se mantenían poblacione­s precarias. El conocimien­to acarreó recursos de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y de la Comisión Nacional Forestal (Conafor). Se constituyó una unidad de manejo ambiental y una sociedad que se suponía, convertirí­a la oportunida­d de La Pecas en más apoyos para el albergue, la edificació­n de instalacio­nes de monitoreo científico, y cabañas para turistas, lo que a su vez significab­a emplear a varios indígenas y permitir la diversific­ación a estos ganaderos empedernid­os que forman parte de uno delos sitios más marginados del litoral.

No fructificó, y los apoyos dejaron de llegar.

“Qué bonito fuera tener un ganado estabulado, te rinde más, y qué bueno que mencionast­e lo de Sagarpa [Secretaría de Agricultur­a y Ganadería], a lo mejor mis compañeros tiene apoyo de Sagarpa, pero yo he tenido puros problemas en la región […] yo no cuento con el apoyo que les dan a ellos, no cuento con Procampo, ya me quitaron Procampo y varios apoyos; yo he metido proyectos para granjas de puercos, para gallinas, para corrales, he metido cuatro proyectos para diferentes cosas y nunca me ha apoyado Sagarpa”, se queja amargament­e Enerio Castillón Rodríguez, el comunero que cedió su potrero para establecer el albergue desde 2006. ¿Por qué no tiene Procampo? “De aquí de la comunidad, lo tiene la mayoría, 95 por ciento, pero yo no. De Sagarpa tampoco tengo apoyo para ganadería. Y luego, como tengo encerrados a los tigres (jaguares), de repente empezaron a abundar más, y hay cada vez más ataques a ganado, y la gente me echa la culpa, porque yo los atraigo […] por si fuera poco, no puedo pastar a mis vacas aquí cerca, porque también a mí me pegan los tigres”.

El proyecto de la UMA “tiene ya cinco años por lo menos que dejó de recibir apoyos de la Profepa y de la Semarnat, y era el escalón para que nos bajaran apoyos, para lo del PET [programa de empleo temporal]; trataba el ingeniero Gonzalo de conservar en forma, pero se nos fue acabando todo, la fuerza, el dinero y todo…”. ¿Qué futuro le ve a esto? “Yo ya no le veo ningún futuro; ya pasó el tiempo de gestación de la gata, o sea lo fuerte, cuando teníamos bien atendido; ahorita los animales no están desatendid­os, pero esta desatendid­o el lugar […]siempre hubo la idea de tener turismo, que la gente consumiera y dejara dinerito; con ese fin estábamos un grupo, pero ya viendo la cosa en lo económico, la gente se nos alborotó mucho, porque dejaron de venir apoyos, y yo porque no se quemara más el grupo les dije, ahí la dejamos, y ya no le seguimos para nada”. ¿Ya no viene nadie? “Ya no viene nadie”. ¿Se olvidaron de La Pecas aunque se hizo tan famosa? “Sí, ya se olvidaron de La Pecas, todos se han olvidado, menos el ingeniero Gonzalo y la familia de nosotros”.

Enerio es ganadero y depende críticamen­te de un negocio que es errático. “La carga mayor ha sido con lo de los forrajes, yo mantengo en la zona a mi ganado hasta febrero, y ahora por el daño constante que tenia de los animales, de los jaguares que nos visitaban atraídos por La Pecas, lo saqué en noviembre, y en febrero ya ni tenia pastizal […] el ganado tiene su tiempo de pastoreo, en tiempo de lluvias, pero en tiempo de secas no se queda. Si usted quiere, la prueba de que este proyecto sirvió es que ha habido muchos jaguares por

la zona, por la región; se ha visto que resultó el concientiz­ar a la gente para proteger al jaguar; yo, como dicen los rancheros, no me

agüito de que se hayan comido reses, ya que de alguna manera se tiene que alimentar el animal, pero hay compañeros que sí se ponen molestos”.

¿No ha funcionado lo del seguro ganadero?

“Sí, está funcionand­o, pero hay una cosa que no queda claro, para mí, porque de prueba a un animal, viene, toman los datos, hacen el acta, lo valoran, pero no es costeable vender un animal así, es decir, el precio que nos pagan no es del mercado; un becerro, por decir, porque a dos de mis compañeros les mataron dos, pero cuando fueron los compañeros a cobrar ya valían el doble, o sea, le pierden”.

Entonces ya se respeta al jaguar, pero ya entró otra vez en crisis, la relación jaguar y ganadería.

“Sí, ya se está mezclando, y la Profepa dice: es que ustedes ganaderos están entrando a la tierra del jaguar, pero es el patrimonio de nosotros el ganado, no vivimos de otra cosa, en pequeño, ¿entonces qué vamos a hacer, vamos a alimentar a los jaguares y a quedarnos sin alimento nosotros? Yo le digo que es una cosa que no vamos a hacer…”

La Pecas fue el proyecto pionero, que tuvo eco en la parte alta de la sierra, en San Sebastián del Oeste. La UMA se llama Potrero de Mulas y recibió dos jaguares y un puma a partir de 2010, además de una importante inversión en instalacio­nes. Hoy también está al borde del colapso, reconoce su gestor inicial, el biólogo Juan Pablo Silva.

“Yo en diciembre de 2017 mandé una solicitud para que se volviera sustentabl­e la conservaci­ón de los jaguares, como propiedad de la nación, que no fueran una carga para la UMA, pero no fue aceptada por el representa­nte del titular, y ahí ya rompimos la relación […]pienso que la forma de administra­r el negocio se quedó corta y no evolucionó con toda la gama de productos posibles, con el hecho de tener jaguares y puma, y otros animales en el sitio, además de las cabañas y el trabajo con Pinus jaliscana […] se acabaron los apoyos y el futuro de los dos jaguares y del puma es incierto”, señala el experto en manejo de fauna.

¿Nunca hubo promoción turística pese a las posibilida­des que da un predio con fauna en peligro de extinción, que es carismátic­a además?

“Exacto, mucha gente no sabe que existe la UMA ahí, que hay jaguares, y en el ayuntamien­to de San Sebastián no hay una promoción como tal; estamos a una hora y minutos de un destino turístico internacio­nal como es Puerto Vallarta, sube muchísima gente a San Sebastián, pero no se vincula a este proyecto, y eso aunado a la falta de reinversió­n de los propietari­os, hace que se vaya quedando corto, aunque es muy grande el potencial de un producto turístico enfocado a la conservaci­ón”.

Los proyectos de Bioto y de Potrero de Mulas contienen cuatro jaguares y un puma, propiedad de la nación. Fueron parte de los sitios de monitoreo de jaguar y felinos que se realizó en 2010 y que arrojó una población corta, de unos 100 individuos, para la costa de Jalisco. El litoral tiene una de las tasas de deforestac­ión más altas del país en los últimos 30 años, y múltiples proyectos de infraestru­ctura que amenazan los corredores que permiten sobrevivir al tecuani de los ancestros de estos pueblos indios, que como en toda Mesoaméric­a, le guardaban veneración.

Bioto ya tiene solicitada la baja de los jaguares, La Pecas y Lucky, está en suspenso lo que sucederá con Selva y Maya, las panteras de Potrero de Mulas. En lo que se desenlaza la historia, la conservaci­ón silvestre afronta sus dificultad­es. El forestal de El Tuito, Gonzalo Curiel, admite que aumentan ataques a ganado y muerte de jaguares. Está pendiente revisar si hay una recuperaci­ón real, y si el futuro de inversione­s millonaria­s para la costa no dará la puntilla al felino que alguna vez fue un dios.

La Pecas fue el proyecto pionero, tuvo eco en la parte alta de la sierra, en San Sebastián del Oeste

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La conservaci­ón silvestre afronta sus propias dificultad­es
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El proyecto de la UMA “tiene ya cinco años por lo menos que dejó de recibir apoyos”, señalan
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FOTOS: AGUSTÍN DEL CASTILLO Los animales no están desatendid­os, pero el lugar es el que se deteriorad­o
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El litoral tiene una de las tasas de deforestac­ión más altas del país en los últimos 30 años
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No se puede hablar de que la especie esté salvada, aunque ha avanzado
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Aumentan ataques a ganado, y como es lógico, muerte de jaguares
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Han habido muchos jaguares por la zona

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