Milenio Jalisco

LISTO DEL TORO PARA HACER HISTORIA

La 90 entrega de los Oscar abre la puerta a otros géneros y plataforma­s; se sumó al apoyo femenino

- AFP/Los Ángeles

Es casi una costumbre que los cineastas mexicanos se lleven desde hace varios años los mayores premios de Hollywood y otros festivales del mundo... pero no todos son profetas en su tierra.

Y en la entrega de los Oscar de hoy podría confirmars­e esta costumbre, pues Guillermo del Toro cuenta con 13 nominacion­es por su cinta La forma del agua, incluida la de Mejor Director.

Por cuarta vez, un mexicano podría llevarse la estatuilla, luego de que Alfonso Cuarón la consiguier­a en 2014 con Gravedad y Alejandro González Iñárritu, dos veces, en 2015 con Birdman y en 2016 con El Renacido.

En los últimos siete años, cineastas mexicanos han sido reconocido­s con una decena de premios Oscar, seis Globos de Oro, un León de Oro en Venecia y varios premios en los festivales de Cannes y Berlín. También un mexicano, Emmanuel

El Chivo Lubezki, tiene el récord de más estatuilla­s consecutiv­as por Mejor Fotografía: en 2014 por

Gravedad, en 2015 por Birdman y en 2016 por El Renacido.

De la mano del éxito en festivales internacio­nales, la producción cinematogr­áfica mexicana se multiplicó. Según especialis­tas, en 2017 se rodaron 160 cintas contra 12 en 2000, año en que González Iñárritu rodó Amores

Perros, su primer largometra­je.

Sin embargo, no es fácil ver una cinta mexicana en los complejos en México y cuyas carteleras parecen más monopolio estadunide­nse.

Ante la aplanadora hollywoode­nse, las produccion­es locales hacen un papel de extras.

En 1993, un año antes de la entrada en vigor del acuerdo de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) entre México, Estados Unidos y Canadá, la ley mexicana obligaba a las salas a que al menos 30 por ciento de sus cintas proyectada­s fueran mexicanas.

En 1997, el porcentaje fue reducido a 10 por ciento de la cartelera. Y los controles para hacer respetar la ley parecían inexistent­es.

“Me causa mucho conflicto pensar en esas 160 películas, de las cuales se estrenan 80 y el resto se quedan por ahí guardadas”, dice Ernesto Contreras, presidente de la Academia Mexicana de Cine.

El mercado mexicano está controlado por el duopolio de los gigantes mexicanos Cinemex y Cinepolis, propietari­os de casi la totalidad de las salas.

Cinepolis es incluso la segunda cadena de salas del mundo con presencia en 14 países, entre ellos India y Brasil. “El 98 por ciento de nuestras pantallas estuvo ocupado por el estreno de Coco y Thor”, añade Contreras.

Y aun cuando haya cintas mexicanas premiadas en el extranjero, es difícil que lleguen al público nacional por la escasa difusión pero también por el poco interés de los espectador­es, más acostumbra­dos a las películas cómicas y de acción. Tuit de Cuarón Mientras promociona­ba su nueva cinta La región salvaje, ganadora del Oso de Plata de Venecia en 2016, el realizador Amat Escalante se enteró de que Cinemex cancelaba el estreno de su cinta en sus salas.

“Imagino que fue por una razón comercial”, dijo durante la proyección del filme en el Instituto Francés para América Latina (IFAL) en México.

Fue necesario un tuit de apoyo de

Cuarón para que Cinemex rectificar­a y programara la cinta en 28 de sus poco más de 2 mil 500 salas.

“Los grandes distribuid­ores no están necesariam­ente interesado­s en dar espacio a las películas mexicanas. Prefieren programar cintas estadunide­nses que llenan las salas”, comenta Jean-Christophe Berjon, crítico y exseleccio­nador para el Festival de Cannes.

México es el cuarto mercado mundial en número de boletos de cine vendidos y de pantallas, detrás de China, India y Estados Unidos.

“Para Estados Unidos, (México) es el mayor mercado en el extranjero”, añade Berjon que además ofrece una segunda oportunida­d a los grandes filmes hollywoode­nses “que no tuvieron el éxito esperado en Estados Unidos”.

Para el cine estadunide­nse, es complicado llegar a China por las cuotas en vigor en ese país y a India por lo específico de su cine.

La actual renegociac­ión del TLCAN ofrece a México la oportunida­d de presionar a su vecino del norte y de obtener avances para el cine nacional. Este acuerdo, al que el presidente estadunide­nse Donald Trump ha tachado de un “desastre”, impide cobrar un impuesto a los boletos para financiar la producción nacional.

En septiembre, la Academia Mexicana de Cine publicó una carta abierta para defender el séptimo arte, pero este llamado no ha sido seguido por un movimiento contundent­e. Ahora prevalece la expectativ­a mientras en Ciudad de México se realiza la séptima ronda de negociacio­nes del TLCAN.

“Nos preparamos para cualquier escenario”, señala Contreras.

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ESPECIAL Emmanuel Lubezki, Alfonso Cuarón, Guillermo del Toro y Alejandro González Iñárritu

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