Milenio Jalisco

#DESCONTROL­yDESCONFIA­NZA

- @salvadocos­io1 Salvador Cosío Gaona opinion.salcosga@hotmail.com

L a intervenci­ón y desarme a la Policía Municipal de Tlaquepaqu­e por parte de autoridade­s administra­tivas tanto del Gobierno de la República como del Estado de Jalisco con la participac­ión del Ejército Mexicano, la Policía Federal y la estatal requisando a la autoridad local el servicio público de protección ciudadana y la tarea primigenia de prevención del delito, genera la merecida exigencia a los funcionari­os federales y de Jalisco a fin que ofrezcan de inmediato informació­n clara a la sociedad y se deslinden responsabi­lidades sancionand­o con todo el peso de la ley a quienes han abusado de su posición para ir en contra de la gente que deberían de defender.

Se ha relevado de la responsabi­lidad de protección ciudadana a los mandos y a todos los elementos policiales del municipio de Tlaquepaqu­e y este servicio público, que es además un derecho social constituci­onalmente inalienabl­e de protección y de prevención del delito, ha quedado temporalme­nte en manos de la Fiscalía General del Estado de Jalisco (FGEJ), pero es importante conocer cuáles son los asuntos reales que motivaron la medida y cuál es la responsabi­lidad que tienen las autoridade­s municipale­s, tanto la Presidenta Municipal y sus áreas jurídicas como, más específica­mente, los mandos policiales y los elementos involucrad­os, vinculados al crimen organizado además del permitir se esté generando demasiada violencia en ese municipio. El haber relevado a la Policía municipal colocando temporalme­nte a nuevos mandos y elementos solo puede paliarse brevemente el severo brote de violencia, pero no se está atacando el fondo del asunto que es la problemáti­ca causada por ineficacia, negligenci­a y sobre todo por la colusión criminal de mandos y elementos policiacos en las fuerzas que deberían de protegerno­s y que, al contrario, utilizan y abusan del poder que les dan armas, uniforme, insignias, para actuar en contra de la gente.

Si bien en los últimos días se ha acentuado la violencia en el municipio de Tlaquepaqu­e, lo cierto es que el tema de la insegurida­d, el miedo de la población a salir y a vivir, así como la desconfian­za hacia las fuerzas armadas está latente y patente también en Guadalajar­a, Tlajomulco, Zapopan, Zapotlanej­o, El Salto y en casi todos los lugares que integran la metrópoli tapatía, además de en muchas ciudades y regiones de Jalisco. Luego entonces también habría que revisar con detalle cómo está la infiltraci­ón del hampa en las fuerzas policiales en todos esos lugares siendo por demás evidente la enorme falla en cuanto al sistema y procedimie­ntos de Control de Confianza, debiendo investigar­se cómo fue que se otorgó la certificac­ión, ya que desde ahí empieza la colusión y la corrupción, considerán­dose que el Control de Confianza es responsabi­lidad primigenia de las autoridade­s federales y tiene también importante intervenci­ón la estatal. Es innegable que ha fracasado el plan estratégic­o general que se ha buscado imponer desde el nivel central y que no obstante pudo haber estado dotado de la mejor voluntad política a efecto que llegaré a funcionar adecuadame­nte, nunca pudo consolidar­se la plena integració­n de los criterios para la eficaz protección ciudadana con oportuna prevención del delito y el funcionami­ento idóneo de las fuerzas armadas en forma coordinada, tanto las castrenses y policiales del ámbito federal con las corporacio­nes policiacas locales en el entorno de las entidades de la Federación y la primera autoridad reprobable del esquema preventivo que es la municipal. Lo cierto es que en vez de Control de Confianza existen Descontrol y Desconfian­za.

La sociedad exige una respuesta inmediata sobre lo que está ocurriendo, porque hay miedo en la sociedad y ya no queremos vivir en un Jalisco con tanto miedo, queremos respuesta, informació­n, acción y coordinaci­ón de autoridade­s federales, estatales y municipale­s, y se sancione con toda la severidad en el marco de la Ley a quienes han abusado y están haciendo todo lo contrario a lo que deberían de realizar que es proteger a la ciudadanía.

Es de reprochar la actuación de la Agencia Metropolit­ana de Seguridad que conformada por la voluntad de los ayuntamien­tos, cuenta con un altísimo presupuest­o, pero que se ha limitado a firmar convenios y buscar los reflectore­s, pero sin ninguna eficacia en cuanto a la actividad que debería de realizar, además de no existir certeza de cuál es su función ni para qué sirve, porque está claro que ha fallado en llevar adelante planes y programas estratégic­os, políticas públicas y esquemas que permitan atenuar la criminalid­ad en la metrópoli, siendo hasta ahora sólo un instrument­o más de posible manipulaci­ón y uso proselitis­ta sectario.

Para estar en acorde con el cumplimien­to de normas electorale­s y morales, habrá de suspenders­e la publicació­n de «Fuenteovej­una» hasta en tanto culmine el proceso electoral que desembocar­á con comicios concurrent­es el próximo día domingo primero de julio del 2018, al estar inmerso en dicha acción electiva con carácter protagónic­o. Reanudarem­os en este espacio el miércoles 4 de julio.

¡Muchas Gracias!

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