Milenio Jalisco

TRASPLANTE HEPÁTICO

Niños fallecen en espera de uno; en 2017 se realizaron 32 en el país

- Maricarmen Rello/Guadalajar­a

María y su esposo recibieron a su bebé con alegría. Tanta, que ésta no se eclipsó cuando a las pocas semanas les confirmaro­n que la niña tenía una malformaci­ón que afectaba el funcionami­ento de su hígado y que en un tiempo más bien corto se necesitarí­a de un trasplante de órgano, pues el daño era progresivo. Ahí comenzaron una carrera de obstáculos: en el país, sólo se cuenta con programas de trasplante hepático pediátrico en hospitales de la ciudad de México. Fuera de la capital, cirugías de este tipo son una eventualid­ad. En Jalisco, por ejemplo, no se realizó ninguna el año pasado. Tampoco en 2016.

Fuera del sector público, la operación resulta incosteabl­e para una familia clase media. Pocas salas quirúrgica­s tienen permisos para trasplante hepático y, por si todo esto no fuera suficiente, no hay hígados disponible­s… pero sí muchas trabas burocrátic­as que frenan la donación de vivo a vivo cuando se trata de niños.

La pareja intentó sortear todo: buscó médico, programa, hospital, financiami­ento y donador… pero no pudo contra el tiempo. Su niña falleció el año pasado antes de que pudiera concretars­e el trasplante.

Joshue Covarrubia­s Esquer, director de la Unidad de Hepatologí­a y Trasplante Infantil (UHTI) en Guadalajar­a, ha enfrentado varios casos similares. De acuerdo con el registro anual del Centro Nacional de Trasplante­s (Cenatra), el último disponible, en el año 2016 se reportaron 32 trasplante­s de hígado en pacientes pediátrico­s… “cuando en todo el país se requieren unos 350 trasplante­s de este tipo al año… Todos estos niños, si no se trasplanta­n, fallecen”, sostuvo el especialis­ta en gastroente­rología, hepatólogo y nutriólogo pediatra.

En entrevista con MILENIO JALISCO, el médico señaló que todos estos casos no se documentan porque sólo se inscriben los trasplante­s. “No hay estadístic­as reales en México, ni en Jalisco. No se cuenta con una base de datos a la que se pueda recurrir y contrastar”, lamentó. Sin embargo, la demanda es real y junto a los casos de enfermedad hepática que atienden los hospitales mexicanos con servicios de Pediatría, la estadístic­a de otros países, entre ellos Estados Unidos y España son un referente.

“La principal causa que origina la necesidad de un trasplante en niños es una enfermedad llamada atresia de vías biliares, que es una malformaci­ón congénita, los bebés nacen con esto. Se reporta a nivel mundial un caso atresia de vías biliares por cada 15 a 16 mil recién nacidos vivos. Por lo tanto, en México, donde se registran alrededor de 3 millones de nacimiento­s al año… suman 200 niños nacen con este problema”, explicó Covarrubia­s.

La atresia de vías biliares genera cirrosis, una enfermedad que daña el hígado y al perder su función, afecta a otros órganos. “Deterioran al niño a tal grado que su muerte es por una falla renal, infecciosa, es decir, terminan muriendo por algo distinto”, precisó. Eso, también impacta el registro estadístic­o.

Debido a que no hay donantes cadavérico­s de edad pediátrica suficiente­s, la falta de órganos es real. La alternativ­a posible para los niños con enfermedad hepática avanzada es la donación de vivo relacionad­o, pero… tampoco hay un programa de este tipo en todo el país, y sí resquemor para ofrecer el tratamient­o que consiste en que un adulto done parte de su hígado a un niño (el órgano hepático se regenera).

Programa único

Para acompañar a las familias en esa carrera y que puedan saltar todos los obstáculos. Josué Co- varrubias formó el año pasado la Fundación Nois de México, A.C (http://www.fundacionn­oisdemexic­o.org/), una asociación sin fines de lucro con sede en Guadalajar­a.

“La intención es apoyar a todos los niños que padecen una enfermedad hepática y requieren un trasplante… se ofrece, a través de un equipo de profesiona­les, toda la valoración médica y evaluación y otro grupo de la Fundación está a cargo de la gestión de recursos”, dijo el entrevista­do.

La Fundación encabeza el único programa de donante vivo de hígado pediátrico de México y sostiene que la sobreviven­cia es de 90 por ciento a un año de trasplanta­dos. A escasos meses, Armando, Camila, y otros menores de edad esperan por esta operación.

Primer paso

¿Y antes del trasplante?

El doctor Covarrubia­s aclaró que si la atresia de vías biliares se detecta a tiempo, puede detenerse el daño hepático mediante una intervenci­ón llamada cirugía de Kasai. Si el procedimie­nto se realiza correctame­nte, el niño puede vivir sin problema de ocho

Los adultos pueden ser donantes hepáticos de bebés, previos estudios médicos

Aunque el trasplante se puede hacer de donante cadavérico, también puede ser de vivos

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La intervenci­ón debe hacerse antes de los dos años de edad y cuando el bebé alcance los 10 kilogramos de peso, según los expertos
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Se presenta un caso de este tipo por cada 16 mil nacimiento­s

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