Milenio Jalisco

Vivir en espera de un donante

- MR / Jueves 15 de marzo de 2018

especial, cuidando el consumo de grasas”, describió.

Ese control les indicará cuando es momento de buscar donador.

“Lo que veo con muchos pacientes es que sus médicos tratantes los desahucian desde el principio, les dicen que no hay programas de trasplante de hígado”, lamentó. De ahí el llamado a colegas a abrir puertas para salvar vidas de niñas y niños que hoy son truncas y dejan desoladas a cientos de familias.

María José espera el milagro. Los 4 meses y medio María José fue diagnostic­ada de atresia de vías biliares. Desde entonces es medicada en espera del único tratamient­o definitivo: el trasplante de hígado. Su familia recaba fondos para la operación, una que a nivel privado ronda los 4 millones de pesos, pero que a su familia, por medio de una fundación y donativos de hospital y médicos, le requiere juntar 850 mil pesos. “En el hospital me dijeron que tiene que ser antes de los dos años y ya tiene año ocho meses”, dice Yeimi, su madre. El papá será el donador y vendrá un médico de Estados Unidos para realizar la operación en Guadalajar­a.

Un mundo de dinero para quien vive al día y que los puso a recurrir a otros medios entre ellos hacer colecta pública. Tienen una cuenta en Facebook: “Unidos por MariJo” esperando llegar a la meta (cuenta Banorte 0307-4615-00 clabe 072-180-003-0746-1500-4) en los próximos meses.

A la par, la nena fue inscrita en lista de espera en la Ciudad de México, en espera del milagro: un trasplante de donador cadavérico, pero advertida que esta opción es aún más lejana. “Ella podría no estar aquí con nosotros y me recomendar­on que buscara la opción de donador vivo, pero además requiere pesar 10 kilos y la niña por su enfermedad no va a llegar a los 10 kilos, pesa 6 y medio”. Yeimi no pierde la esperanza y confía en que el milagro será posible. Al mes y medio de nacer, Nancy supo que su bebé requería un trasplante de hígado. Armando nació con color amarillo que no se le quitaron con los baños de sol. Tenía un tipo de atresia, llamada hipoplasia de vías biliares. Fueron meses de angustiosa espera. “El niño empezó a deteriorar­se, al principio comía bien, pero no subía de peso… Gracias a Dios aguantó un año y cinco meses enfermo, y se realizó el trasplante de una mujer de 40 años que cayó en muerte cerebral”.

Armando tiene nueve meses de trasplanta­do. Y hoy su mamá comparte su historia agradecida con la fundación que les apoyó para que la operación pudiera realizarse en Estados Unidos, siendo médicos de aquel país quienes la encabezaro­n y donaron sus honorarios. “En Guadalajar­a no se podía, el niño ya estaba muy malo, y no se quisieron arriesgar… muchos niños quedan en espera”.

El bebé está muy bien, no ha requerido ser internado y está a punto de cumplir dos años y da ya sus primeros pasos.

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