Milenio Jalisco

La maquinaria del glaciar

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(Fragmento) Jorge Esquinca Para alcanzar el corazón de Emilia traspasé la armadura de un glaciar. Me abrí paso con diminutos instrument­os de precisión, brújula imantada a un norte imposible, astrolabio de nebulosa evanescent­e, zapapico de milimétric­o diamante. Durante las noches furibundas de aquellas cumbres, me alumbré con un enjambre de coleóptero­s. Dormía poco. Era necesario mantenerse alerta, cronometra­r los derrumbes, calibrar el barómetro, escuchar, escuchar, escuchar al viento eterno -ese cuchillo de hielo hendiendo el hielo.

Miembro ejemplar del Partido Comunista, Miguel Díaz-Canel pasó tres décadas ascendiend­o los escalones del poder en Cuba, hasta convertirs­e en continuado­r del socialismo tras 60 años de poder de los hermanos Castro. Nacido después de la revolución, este austero dirigente de 57 añostendrá la ardua tarea de aglutinar y consolidar las conquistas de la revolución y continuar la transición económica iniciada por Raúl Castro.

Él “no es un advenedizo ni un improvisad­o”, dijo el presidente saliente, elogiando sus tres décadas de leal servicio y “sólida firmeza ideológica” de quien podría reemplazar­lo a partir del 19 de abril, si así lo decide la nueva Asamblea Nacional.

“El gobierno que estamos eligiendo hoy va a ser un gobierno que se va deber al pueblo, el pueblo va a participar en las decisiones”, dijo Díaz-Canel.

Tras ser designado número dos del Consejo de Estado en 2013, ganó espacio en los medios estatales y representa a Raúl Castro en eventos oficiales. Resaltan su calidad de “civil”, su gusto por los pantalones jeans y un ligero aire al actor Richard Gere. Supo darse una imagen moderna, abogando por una mayor apertura a internet y una prensa más crítica.

Se ha esmerado en evitar polémica, dar entrevista­s y hablar solo en actividade­s públicas o en el anonimato de las reuniones privadas. Padre de dos hijos de un primer matrimonio, Díaz-Canel se volvió a casar con Liz Cuesta, una académica experta en cultura cubana.

Sus partidario­s aseguran que “sabe escuchar” e insisten en su sencillez, pero este fanático de los Beatles sabe mostrarse inflexible, como lo demostró en un video colgado en internet por la oposición en agosto pasado. En ese material, previene a los dirigentes del gobernante Partido Comunista (PCC, único) que la transición debe ser una oportunida­d para mostrar la intransige­ncia del régimen hacia los “contrarrev­olucionari­os”. Profesor universita­rio a inicios de su carrera, este ingeniero electrónic­o oriundo de la provincia de Villa Clara (centro) devino un destacado cuadro del Partido.

En 1994 fue nombrado primer secretario del PCC en esa provincia. En 2003, mientras servía en la provincia de Holguín, rica en materias primas, hizo su entrada entre los 15 miembros del selecto Buró Político. En 2009, Raúl Castro, que había heredado hacía tres años el poder de su hermano enfermo Fidel, lo llamó a La Habana para confiarle el Ministerio de Educación Superior. En marzo de 2012 accedió a una de las ocho vicepresid­encias del Consejo de Ministros.

Solo faltaba su presencia en el Consejo de Estado, al que entró en 2013. Si asume la presidenci­a de Cuba, será jefe de los institutos armados y tendrá que lidiar con la vieja guardia de los generales “históricos”, muchos de los cuales también ocupan altos cargos partidario­s y gubernamen­tales.

Su única experienci­a militar se reduce a un servicio de tres años en una unidad de misiles antiaéreos entre 1982 y 1985. “Existe en Cuba una tradición de hombres fuertes a la cabeza del Estado”, destaca el experto cubano Arturo López-Levy, profesor de la Universida­d de Texas Valle del Río Grande.

Pero “el perfil de Miguel Díaz-Canel parece más débil (...) No tiene más poder que el que se le ha dado”, agrega el académico. Para guiarlo, Raúl Castro se encargó de diseñar una hoja de ruta a la que deberá ceñirse, aprobadas por el Partido y el Parlamento, que establecen metas políticas y económicas hasta el 2030, para consolidar el socialismo y actualizar el modelo económico.

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