La estrella porno y el presidente
ow. Me recuerdas a mi hija, eres especial. Diferente”. Esta es una de las cosas que la estrella de cintas para adultos, Stormy Daniels, asegura que Donald Trump le dijo la última vez que tuvieron relaciones sexuales. En ese entonces ella tenía 27 años, él 60.
Pero no es la Policia de la moral la que podría costarle la presidencia, ni siquiera el proceso legal del empeachment a este hombre que alguna vez dijo (y cada triste vez parece que tiene más razón) “podría asesinar a alguien en la Quinta Avenida y mis votantes no me abandonarían”. Lo que sí podría ser un problema para él es que le demostraran que cometió un acto criminal.
“Un hombre se me acercó en un estacionamiento de Las Vegas y me dijo que dejara en paz a Trump. Vio a mi hija, que estaba en el asiento trasero, y me comentó: ‘Es una niña hermosa. Sería una pena que perdiera a su madre’”.
Comentó a Anderson Cooper en 60 Minutes, explicando por qué decidió firmar un acuerdo de confidencialidad por el que le pagaron (de la bolsa del abogado de Trump) aproximadamente 130 mil dólares.
¿Creen que esta historia es absurda? Se pone mejor todavía. Entre las cosas por las cuales ella y sus abogados insistían que el contrato no era válido estaba el hecho que aparentemente a Trump se le había olvidado firmarlo. ¡Pues sí! Él no lo pagó, es como si no hubiera pasado.
Por supuesto que todo esto ha sido oro para los comediantes. “¿A quién le vas a creer? ¿A la persona con la falsa cabellera rubia y enormes pechos, o a la estrella porno?” , preguntó felizmente hace unas semanas Bill Maher. Es la fuente de comedia y horror que no deja de fluir. Sobre todo, porque ahora Stormy se pasó por... alto pues, el documento y dio la entrevista al programa, supuestamente quedando vulnerable a ella misma ser demandada por varios millones de dólares. “Tal vez, ella podría pagar el muro si pierde”, me dijo un amigo periodista estadunidense entre carcajadas. “Mejor, porque ustedes evidentemente no lo van a pagar, y ya está saliendo de nuestros impuestos”.
La verdadera pregunta es quién en esta vida haría semejante faramalla para que el mundo entero se enterara que tuvo sexo muchas veces con ese señor. Ya saben, aquel que es la excepción que prueba la regla de que el poder y el dinero hace a un hombre atractivo. Solo vean el rostro de la pobre Melania. No debe estar pasándola muy bien que digamos. Y no creo que el problema sea Stormy Daniels.
Bill Clinton casi pierde su presidencia, pero no por tener sexo oral con Mónica Lewinsky sino por mentir bajo juramento al respecto. Claro, ningún padre de adolescentes en ese entonces estaba contento con el mensaje que venía desde la Casa Blanca en el cual, de pronto “eso ya no era considerado sexo”. ¡Sean libres, chamacos! El presidente dice que “no problem”.
Pero el caso Stormy Daniels es infinitamente más dramático. Y aunque no ocurrió durante la presidencia del susodicho, ni en la Sala Oval, parece ser que los muy, muy indignados y moralistas republicanos que querían acabar con el primer Clinton por cochino ahora no andan muy preocupados.
Será en las siguientes elecciones de congresistas y senadores cuando nos enteraremos que tanto es tantito. Porque si se mantienen en la mayoría, esta solo pasará para un largo y horrible anecdotario.
Por cierto, Stormy podría perderlo todo, pero tiene orgullo y dice que su entrevista NO pagada a 60 Minutes fue porque odia que le digan “mentirosa”.
Todo esto estaba pasando y mientras escribía esta columna me llegó una alerta noticiosa que decía: “Mejoran los niveles de popularidad de Trump”. ¿En serio? ¿Pues qué tiene que hacer este señor para que haya una reacción proporcional a sus acciones?
¿Empezar una guerra? Pues solo si es apocalíptica y nuclear (una posibilidad real) porque si no, es casi segura su reelección. “Prohibido criticar al presidente en tiempos de guerra”. Ahí te encargamos Stormy. Tal vez eres el último recurso que le queda al mundo.