La democracia necesita demócratas
Es tiempo de campañas y seguirá siendo ríspida la lucha por el poder. Así es en todas partes. Verdades, mentiras, imaginación, talento, ordinariez, trampas, legalidad y abusos abundarán.
Tendremos millones de spots que por fortuna serán breves, ojalá sirvan de algo.
Escucharemos propuestas interesantes, otras voluntaristas y otras francamente zafias e inocuas, como la de hacer una Constitución Moral.
Será imprescindible que los electores sepamos distinguir el grano de la paja, lo benéfico socialmente de lo que agrada a los oídos para engañar.
Tenemos dos deberes frente a los candidatos:
1. Revisar su pasado, conocer su vida, ANALIZAR LOS DATOS DUROS SOBRE SU HONESTIDAD —desechando toda difamación y el culto a la pobreza— deducir el grado de credibilidad en sus palabras, qué preparación intelectual han alcanzado, qué cualidades demuestran para llevar un liderazgo político democrático —no burocrático o dictatorial—, cuáles son sus habilidades para lograr acuerdos con fuerzas políticas y sociales diferentes y, de la mayor importancia, ver en sus comportamientos y actitudes
lo que reflejen de salud física y sobre todo mental, ya que la ley no los sujeta a estudios clínicos.
2. A los presidenciables exigirles que nos digan si su gobierno será o no de coalición y con qué acciones concretas pretenden superar los graves problemas nacionales, así como los equipos humanos y recursos materiales que hagan viables sus propuestas.
De las autoridades electorales debemos demandar que de momento a momento acrediten cumplir y hacer cumplir la ley. Su actuar será definitorio para calificar la credibilidad del proceso y sus resultados, sin descontar la iracundia de los perdedores, pero sin olvidar las manipulaciones y derroches que marcaron comicios lejanos y recientes.
Los medios de comunicación tienen a mi modo de ver varias funciones trascendentes. Entre ellas, además de informar, propiciar discusiones y debates, y defender a la sociedad frente a las
noticias falsas, procedan directamente de los competidores o surjan del anonimato cobarde a través de las redes sociales, esas que ya decidieron tramposamente los resultados en otros países, como Reino Unido y Estados Unidos.
Un capítulo aparte: Cuidarnos del dinero ilegal, que no aparece en las cuentas reportadas a la autoridad, incluido el que proviene del crimen organizado, que pone y quita funcionarios, así sea con asesinatos de por medio.
Con esta apretada síntesis espero haber confirmado en usted su convicción de participar responsablemente.
ADENDUM. Nuevamente el reclamo del secretario de la Defensa Nacional. Reiteró que no pidieron una Ley de Seguridad Nacional, sino un marco jurídico, “el que quieran”, para sus tareas de protección a la sociedad. ¿Es mucho pedir?