¿Frente a la resurrección de Arcediano?
D e todos los problemas públicos transterritoriales (Aguilar, 2013), que pudieran enlistarse en la actualidad como prioritarios para el Área Metropolitana de Guadalajara, muy probablemente el relativo a la dotación de agua potable aparecería como el más apremiante, en virtud de tratarse de un asunto que interpela a la capacidad directiva de los gobiernos para dotar de futuro a los asentamientos humanos que conforman dicha Área Metropolitana.
Por esta única razón es que más nos valdría no dejar el asunto únicamente en manos de los múltiples gobiernos involucrados con el asunto y tomar muy en serio lo expresado por el presidente del Observatorio Ciudadano para la Gestión Integral del Agua en Jalisco, Juan Guillermo Márquez Gutiérrez, en el sentido de “la facilidad que tienen los que son juez y parte en el tema del agua, para abrir y cerrar el flujo del líquido y hacer sentir su escasez o abundancia, y sumado a la disparidad de las cifras que manejan las dependencias –Conagua, CEA Jalisco, SIAPA- hacen menos confiables las aseveraciones en el tema del agua en el área metropolitana de Guadalajara y en nuestro estado, en cuanto a cantidad y calidad” (MILENIO JALISCO, 30 de marzo).
A la más que obligada coordinación intergubernamental frente al desabasto de agua en 60 colonias (MILENIO JALISCO, 21 de marzo), y la decisión gubernamental respecto a la altura final que tendrá la cortina de la Presa El Zapotillo (MILENIO JALISCO, 28 de marzo), habría que sumarle la exigencia por abrir al escrutinio público, todas y cada una de las decisiones gubernamentales en torno al resto de la infraestructura hídrica, tanto existente como futura, que permita asegurar la cantidad y calidad del agua que demandará nuestra gran ciudad.
En este sentido, un buen comienzo sería reconocer públicamente los motivos que llevaron a la actual administración estatal a claudicar en la construcción de la segunda línea del acuaférico Chapala-Guadalajara (MILENIO JALISCO, 20 de marzo), y dejar muy en claro que la inversión millonaria anunciada por el director de la Comisión Nacional del Agua, Roberto Ramírez de la Parra “para continuar las obras de la presa derivadora El Purgatorio, cinco kilómetros aguas arriba, en el río Verde, de la confluencia con el Santiago” (MILENIO JALISCO, 28 de marzo), no despertará las intenciones por resucitar aquel otro proyecto hídrico de triste memoria que se intentó desarrollar en el sitio de Arcediano. O a qué se habrá querido referir mi amigo Aristeo Mejía Durán, director del Sistema Intermunicipal de Agua Potable y Alcantarillado, con “retomar proyectos para el suministro de nuevas fuentes” (MILENIO JALISCO, 28 de marzo).