LOS AFECTADOS DEL 22 DE ABRIL
La atención médica a sobrevivientes ha ido de mal en peor
A26 años de las explosiones del sector Reforma en Guadalajara, la atención médica a los sobrevivientes ha ido de mal en peor. Ayer, en víspera del aniversario luctuoso, Yolanda Vázquez se debatía: si andar para el barrio El Santuario, para conseguir sus medicinas en el mercado negro, o esperar a que le entreguen la dotación que le corresponde donde el gobierno estatal lo ordenó: en la ‘farmacia’ contratada para tal fin: un local que se ubica afuera del Hospital General de Occidente (HGO) y que provee la Abastecedora de Insumos S.A. (ABISA).
“El problema es que no tienen para cuando nos den la medicina, así nos han traído y si se pasa de treinta días ya no nos surten la receta”, explica la mujer de 72 años de edad. La hipertensión que sufre la lleva a presentar hemorragias. Sabe que no debiera dejar de tomar su dosis diaria de antihipertensivos. Además padece dolores agudos, secuela de las heridas que le produjo el estallido de colectores en 1992.
Aquél miércoles 22 de abril, tras el estallido del colector oriente, Yolanda quedó enterrada en su propia casa en la calle de Río Bravo. Que ‘no dramaticen’, les piden funcionarios de gobierno que a 26 años aún tienen a los sobrevivientes de las explosiones como alma en pena en busca de sus medicamentos.
Si tuviera puntual sus medicamentos, ni Yolanda ni el resto de afectados por las explosiones irían del HGO a la Secretaría de Salud y de ahí a la Secretaría General de Gobierno, a rogar que se los entreguen puntuales. Ese peregrinar lo realizaron esta semana, porque otra vez la farmacia no tiene para surtirles completo. La mayoría de quienes reclaman son mujeres de la tercera edad que se trasladan en camión.
Yolanda muestra las cicatrices a lo largo de su columna vertebral. Las barras metálicas que la detienen, se sienten debajo de su piel. También presume una foto junto al secretario de Salud, Alfonso Petersen Farah, quien en ocasión reciente pidió a los afectados del 22 de abril de 1992 “que fuéramos sensibles” (ante el desabasto de medicamentos en la farmacia subrogada).
“Nos reunimos a platicar para ver si se resolvía ya la situación. Nos pedía él a nosotros que fuéramos sensibles, que tuviéramos paciencia, que tuviéramos sensibilidad. Yo me molesté mucho y le pregunté ¿Sensibilidad doctor? ¿Sensibilidad secretario? Si es lo que hemos estado pidiendo nosotros a ustedes todo este tiempo”, relató Lilia Ruiz Chávez, presidenta de la asociación 22 de Abril en Guadalajara, A.C.
A la Secretaría de Salud (SSJ) volvió un nutrido grupo de afectados el pasado 17 de abril y solicitaron ver al secretario. “Nos tuvieron esperando una hora y ni una silla nos ofrecieron. Somos gente mayor, enferma, y muchos se sentaron en el piso… La recepcionista nos dijo, después de todo ese tiempo, que el secretario no estaba”, añadió Ruiz.
Los afectados fueron luego a Palacio de Gobierno. La dirigente recibió la promesa de que el medicamento no va a faltar más a partir del 30 de abril, como lo ha informado el proveedor a la propia Ruiz Chávez. El motivo: La SSJ no le ha pagado a ABISA, la misma historia de rezago de pagos, que se vivió con la farmacia del Patronato del HGO, y la que ha sido la constante en el sexenio que está por terminar. Su otro viacrucis.
En el recuento hay minutas y acuerdos firmados para el abasto de fármacos por los tres médicos que han sido titulares de la Secretaría de Salud en esta administración: Jaime Agustín González Álvarez; Antonio Cruces Mada –de quien también exigieron su renuncia- y con Alfonso Petersen Farah, a quien le reprochan un ‘tramposo’ acuerdo para contar con un cuadro básico de medicamentos que se supone nunca les faltaría y al que ahora pretende limitarse la dotación.
Carlos Valdivia se la jugó. Tomó su bastón y se dirigió a Zoquipan con receta en mano, en espera de que ayer por la tarde le surtieran su medicina.
Han ido a la Secretaría de Salud y al Palacio de Gobierno, pero nadie les asegura la medicina