Inicia cuenta regresiva para incierto diálogo en medio de protestas
El gobierno del presidente Daniel Ortega debe fijar hoy su postura ante la Iglesia
La cuenta regresiva de un incierto diálogo entre el gobierno de Nicaragua y universitarios protagonistas de intensas protestas desde el 17 de abril comenzó este domingo en medio de manifestaciones, bloqueos de carreteras y un llamado del Ejército a todas las partes a que procuren “alcanzar la paz”.
La Conferencia Episcopal dio al presidente Daniel Ortega un plazo que vence al mediodía del lunes para confirmar su adhesión a un diálogo, que podría comenzar esta semana y que ya fue aceptado por la sociedad civil, el sector privado y los universitarios.
Los estudiantes han demandado al gobierno invitar oficialmente a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para que visite el país e investigue las muertes de civiles en las protestas. Han exigido también el cese de la represión contra los manifestantes.
Al amparo de una tregua que replegó a las fuerzas policiales a su cuartel en la ciudad de Masaya, 25 kilómetros al sureste de Managua, una enorme caravana de vehículos llegó el domingo desde la capital en respaldo a los manifestantes antigubernamentales.
La ciudad, que alberga al emblemático barrio indígena de Monimbó, sufrió el sábado una violencia extrema, con incendios y saqueos a comercios por parte de grupos ligados al gobierno, según los estudiantes.
Los choques callejeros, desde la noche del viernes a la madrugada del domingo, se saldaron con un civil muerto y más de 100 heridos. La tregua fue alcanzada entre un representante de la Iglesia católica de la localidad y las autoridades.
Mientras, el Ejército surgió en el convulso escenario político para advertir que sus soldados no reprimirán las protestas sociales y para respaldar el diálogo, donde se podría plantear el retiro del presidente Daniel Ortega del poder, opinaron analistas en Managua.
La posición de los militares nicaragüenses, conocidos por su protagonismo en momentos de crisis extremas, fue plasmada en un comunicado emitido la noche del sábado por la Comandancia General del Ejército, en el que afirmó que “el diálogo es la única ruta” para resolver este conflicto de gobernabilidad.
Previamente, un vocero militar había declarado a la agencia DPA que la entidad castrense no se involucrará en el conflicto social ni tampoco “reprimirá las protestas”, lo que algunos analistas interpretaron como un distanciamiento del presidente Ortega, que enfrenta la mayor rebelión registrada en el país desde 1979.