Nace y se hace
No todos cuentan con aptitudes para emprender un negocio ni trabajar de manera independiente, una de las causas es que el sistema educativo tradicional prepara para recibir órdenes, no alientan la creatividad. El sistema afecta a la autoestima, a la seguridad y confianza en sí mismos. El empresario nace y se hace, aprende de los errores en la práctica, corre el riesgo, inicia un negocio con entusiasmo, se enamora de su idea, si le va bien, sigue creciendo, si le va mal, no se rinde. Hace más de 50 años, mi padre, construyó un gran negocio, una mueblería, en las costas de Colima, un huracán de categoría 5 tomó tierra desde Manzanillo, se desbordó el río, provocó deslaves de los cerros, sepultando a cientos de personas y animales, se inundaron las casas. Las pérdidas fueron cuantiosas, no se quejó, tomó la crisis como oportunidad, cambió de negocio, la fortaleza que hoy se llama resiliencia la aprendió en su familia. Los emprendedores eligen qué emprender, se informan, buscan hacer las cosas diferentes, crecer y sumar a más gente; es importante que conozcan sus fortalezas y debilidades, trabajen en equipo, se complementen en cuanto a sus aptitudes. Hay empresarios que solo buscan el enriquecimiento personal, explotan a sus colaboradores, otros son líderes morales, están conscientes que dependen de sus trabajadores. En campaña López Obrador acusó a los empresarios de tener secuestrado al Gobierno. En respuesta a sus críticas logró que se unieran la mayoría de las organizaciones, publicaron desplegados en la prensa. Para avanzar como país, puede haber orden sin democracia, lo que no funciona es la democracia sin orden.