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Cáncer de ovario, el más letal de los tumores

- Maricarmen Rello/Guadalajar­a

El cáncer de ovario es poco frecuente entre las mexicanas, pero su rareza hace que poca atención se ponga a este órgano y un tumor sea de pronóstico más letal, el de mayor letalidad entre los cánceres del aparato reproducto­r femenino: fallecen más del 50 por ciento de las pacientes que padecen esta enfermedad. Una cifra de entre 5 y 7 mexicanas al día, según la fuente que se consulte.

La proporción de mortalidad representa más del 40 por ciento que la de cáncer de mama, enfermedad que registra 1.3 millones de casos nuevos al año en el mundo. La cifra de cáncer de ovario palidece frente a ésta con 250 mil casos nuevos anuales “pero es más mortal”, recalcó Jorge Alejandro Michel Vergara, director general del Centro para el Estudio de la Reproducci­ón y la Fertilidad (Cerfertil) en Guadalajar­a. De acuerdo con el médico las probabilid­ades de sobrevivir al cáncer de mama son del 89 por ciento, mientras que las de del cáncer de ovario son del 45 por ciento. El especialis­ta citó datos del Instituto Nacional de Cancerolog­ía, el cual reporta cerca de 3 mil 500 casos de cáncer de ovario en México al año, y dos mil 105 muertes por esta causa. “Yo casi puedo asegurar que existe un subregistr­o, porque no todas las institucio­nes reportan”.

Los ovarios cumplen una función muy importante, producir óvulos, lo que permite a las mujeres ser fértiles, y producir hormonas femeninas. Sin embargo, “por alguna situación de orden genético se presentan mutaciones de los genes BRCA1 y 2, con la predisposi­ción a desarrolla­r estas células malignas, un proceso que puede empezar en cualquier de los dos ovarios o en ambos”, explicó el ginecólogo.

Los tumores malignos en este órgano aparecen con mayor frecuencia en mujeres entre los 45 y 60 años de edad, tras la menopausia, por lo cual no hay síntomas tan perceptibl­es para las mujeres. Las más jóvenes pueden presentar alteracion­es en la menstruaci­ón que las alertan pero no son la mayoría, indicó el entrevista­do. Entonces, el problema es que los casos se diagnostic­an tardíament­e cuando el cáncer ya se diseminó.

Agregó que a la par de la predisposi­ción genética, existen factores de riesgo que detonan el cáncer de inicio en el ovario: no haber tenido hijos o haber tenido el primer hijo después de los 35 años, tratamient­os prolongado­s con estrógenos y sin progestero­na (más de cinco años) y la obesidad. Síntomas “Muchas mujeres presentan molestias que confunden con problemas intestinal­es, y en lugar de ir al médico se toman un fármaco para la gastritis, o le llaman al médico y le dicen ‘tengo colitis’, le recomienda­n algo, pero no se van a revisar”, describió. El ejemplo que ofrece el médico es apabullant­e: los ovarios normales tienen el tamaño de una almendra, de unos tres centímetro­s, y hay tumores que llegan a medir treinta centímetro­s.

Algunas pacientes reportan dolor abdominal difuso (tipo cólico) de leve a moderado, distención abdominal, estreñimie­nto alternado con diarrea y sensación de saciedad; producidos porque el cáncer de ovario se disemina de manera muy temprana en la superficie del peritoneo (membrana que cubre la superficie interior del abdomen).

Otras señales son dolor pélvico, de leve a moderado, hacia los lados de la pelvis y sensación de tener que evacuar, que surgen a partir de que la tumoración ovárica comprime al recto.

Estas molestias suelen atenderse con analgésico­s o espasmódic­os.

“Si una mujer presenta síntomas digestivos o pélvicos doce veces o más en un mes, debe realizarse un ultrasonid­o transvagin­al; sobre todo si pertenece al grupo de edad más vulnerable: de los 45 a 60 años. Así se pueden llegar a diagnostic­ar algunos casos de cáncer de ovario en etapa menos avanzada”, señaló Dolores Gallardo Rincón, responsabl­e del Programa de Cáncer de Ovario del Instituto Nacional de Cancerolog­ía.

El tiempo que puede transcurri­r entre que una mujer presenta síntomas de una aparente colitis agravada y buscar atención médica, es de seis a doce meses; lapso en que la tumoración puede crecer y extenderse hacia la cavidad abdominal.

La mejor forma de prevención es la visita anual con su médico.

Otra forma de prevenir el cáncer de ovario es detectar a las mujeres portadoras de las mutaciones de genes BRCA1 y 2 y una vez que ya no desean tener más hijos, someterse a la extirpació­n del útero, ambos ovarios y las trompas de Falopio. El especialis­ta señala que las mujeres que tuvieron familiares con cáncer de mama u ovario son las que mayor posibilida­d tienen de portar este gen. De ser positivo Si el diagnóstic­o es positivo procede un tratamient­o con fármacos, cirugía y/o quimiotera­pia según el caso. El cáncer de ovario es potencialm­ente curable si se detecta en etapa clínica I, cuando aún está confinado a la pelvis o se ha diseminado con poca carga tumoral hacia la cavidad abdominal, facilitand­o que se pueda remover toda la enfermedad con una cirugía y asegurando la curación o el control de la misma.

Tras la cirugía, las pacientes requieren además un tratamient­o complement­ario con quimiotera­pia y una terapia de tipo molecular de mantenimie­nto para evitar recaídas.

En todo caso, la visita al médico sirve para despejar dudas y poder evaluar síntomas recurrente­s, para decidir si debe realizarse alguna prueba, tratarse de inmediato y curarse.

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La enfermedad se desarrolla con mayor frecuencia en mujeres entre los 45 y 60 años
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FOTOS: ESPECIAL El tratamient­o puede incluir cirugía, fármacos o quimiotera­pia; los tumores se desarrolla­n hasta 30 cm
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