El país de las emboscadas
Imagine usted por un momento esta escena: una tarde de mayo, usted come en un restaurante donde el olor a calabacita se impregna en su ropa. De pronto, un par de individuos entra al establecimiento. Usted los reconoce -no me pregunte cómo, la historia no es mía sino de alguien más-: son matones que vienen a ultimarlo.
Rápidamente, sale del lugar para encontrarse con más malosos. Su equipo de seguridad (distinto a otros colegas suyos) repele la agresión. De milagro, usted solo recibe pequeñas heridas en una mano.
Recuerde, usted es experto en seguridad. Aun así, decide abandonar su camioneta blindada -la cual le acaban de dar pese a que, se supone, no ha recibido ninguna amenaza- y decide tomar un taxi en la vía pública que le hace la parada entre la balacera. Le pide al taxi que lo lleve a un lugar seguro...que se encuentra a kilómetros del sitio del atentado. Además, decide tomar calles de un solo carril para llegar a su destino.
Envalentonado, toma los micrófonos y se pone frente a las cámaras para pedir -como ciudadano- que la federación entre a protegerlo y a arreglar el desastre en seguridad...olvidando que ese desastre se arrastra de la época en que usted fue el responsable.
Parece ficción. Mala ficción. No lo es, es la explicación de un atentado en la segunda ciudad más grande del país. -Atentado que dejó, a partir de sus secuelas, muertos. Atentado que no ha sido referido por el Presidente. Seguro porque, años atrás, prometió la desarticulación del cartel que, supuestamente, lo llevó a cabo-.
Los ciudadanos, como en las anteriores ocasiones que han sucedido casos de violencia en las calles de Guadalajara, continúan. No se arredran. No se amedrentan.
Obvio, la precaución impera en estos tiempos. Curioso que sea la sociedad la que deba de protegerse del crimen que busca amedrentar al Estado. No obstante, la actividad social en las calles de Guadalajara regresará más temprano que tarde. Ustedes serán testigos. No hay duda que la verdadera emboscada será contra el miedo.
Apunte final: durante años, Andrés Manuel López Obrador ha alegado que el país está dividido en dos caminos. Uno, representado por él. Otro guiado por “La Mafia del Poder”.
Lo irónico es como, los miembros de los otros partidos, han validado esa visión: todos contra AMLO.