Tlaquepaque, con Limón
Hace casi tres años, María Elena Limón se convirtió en la primera mujer en la alcaldía de Tlaquepaque. También fue la primera en uno de los 4 municipios más importantes en el área metropolitana de Guadalajara. Para unos, la alcaldesa con licencia ganó en los tribunales la elección pasada; para otros, los tribunales únicamente validaron la voluntad de los tlaquepaquenses.
Las condiciones en que gobierna María Elena son adversas de principio y casi hasta el fin: un sindicato a modo priista que se siente dueño del ayuntamiento y de sus trabajadores; una hacienda municipal a punto de quebrar con una deuda de cerca de 300 millones a proveedores; una deuda a largo plazo de cerca de mil millones de pesos; obra pública inconclusa que se pierde por completo en los meses del abandono priista; más de 300 expedientes de trabajadores que desaparecen un día antes de la entrega-recepción; corrupción enquistada al interior de las dependencias, y un largo etcétera.
Pese a lo anterior, la alcaldesa con licencia comienza su gobierno. Al inicio de su administración las cosas parecen más complicadas: parece que le exigen más a ella que a ningún otro gobernante; parece que va sola y parece que no avanza; sin embargo, poco a poco, fiel a su estilo, comienza a abrirse camino. Planea obra y la ejecuta; paga deuda de corto plazo a proveedores e incrementa la recaudación; limpia las áreas administrativas y pelea con ideas y trabajo sus propuestas.
Los frutos comienzan a verse pronto. Trabaja en la calle y en la oficina; se reúne con su gabinete y hace sus propias gestiones; busca aliados y encuentra la forma de ayudar a las zonas más abandonadas por los priistas. Pero sus enemigos electorales no se hacen a la idea que los tiempos del cacicazgo priista quedaron atrás y continúan la guerra sucia contra María Elena. Así desde aquel 1 de octubre de 2015, y hasta el día de hoy.
La alcaldesa con licencia rompió con décadas de gobiernos priistas. Si tienen oportunidad de visitar la “Sala de Expresidentes” ubicada en el segundo piso del edificio de Presidencia Municipal, podrán constatar esa sensación que arroja una sonrisa de gusto, al ver más cerca de 50 fotografías de munícipes priistas, y saber que María Elena Limón terminó con la “dictadura perfecta” en Tlaquepaque.
Sí, merece una segunda oportunidad. Las condiciones serían distintas en caso de ser reelecta presidenta municipal por segunda ocasión. Sin deuda de corto plazo, con mayor experiencia y con un gabinete renovado, María Elena Limón podría darle continuidad a su programa de gobierno, y atender así a las áreas con mayor necesidad. Podría seguir transformando el entorno social inmediato de cientos de familias que saben como gobierna. Podría seguir escribiendo su propia historia, un nuevo capítulo en los anales de Tlaquepaque, y un libro más en la memoria de Jalisco. Con todas las circunstancias a su favor y a casi un mes de que termine el periodo electoral, la alcaldesa con licencia es la mejor candidata que los tlaquepaquenses pudieran tener hoy en día.