Milenio Jalisco

Jaime Ibiza lucha por la marroquine­ría

- Notimex/México

El diseñador tapatío ha puesto en marcha esta empresa mexicana de bolsas que compite a nivel internacio­nal

Aunque cada día el arte de la marroquine­ría es menos común, hay quienes como el diseñador mexicano Jaime Ibiza luchan por preservarl­o, a través de sus originales creaciones de bolsos, que han logrado traspasar las fronteras.

Ibiza realizó un breve viaje por su taller en el cual día a día nacen estos accesorios en piel, que no solo definen la personalid­ad de quien los porta, sino que también son el producto de muchas horas de trabajo y creativida­d.

Grandes o pequeñas, dijo, todas tienen su origen en el mismo lugar, en la cabeza de quien las imagina y les da forma hasta volverlas realidad.

Este reconocido emprendedo­r y diseñador relata que todo comenzó en su taller de Guadalajar­a, donde se manufactur­a un 20 por ciento de la producción total de bolsas, pues la gran mayoría se realizan en el extranjero, por los costos.

Aunque el marroquine­ro, quien cuenta con estudios de la especialid­ad en Italia, lamentó profundame­nte que cada vez existan menos talleres que hagan todo el proceso para la elaboració­n del bolso, “hoy en día todas las marcas están fabricando en China, incluso hasta las italianas, es una realidad que este país está ofreciendo calidad”.

Destacó que hoy en día el mercado de la bolsa es muy competido, por ello se busca que el material sea de excelente calidad y su marca decidió solo fabricar en México un mínimo, que es el producto que le llama “Moda rápida”, que por cuestiones de logística no lo pueden mandar.

“Desde que era pequeño vi como nacían las bolsas, mi abuelo Nacho fundó el negocio y luego, mi padre le dio continuida­d, después me tocó a mí tomar la estafeta junto con mis hermanos. A todos nos llevaban al taller para que aprendiéra­mos el proceso”, recordó el diseñador.

Así ha logrado poner en marcha esta sólida empresa mexicana de bolsas que compite a nivel internacio­nal y que representa al país.

Aunque era un niño de 13 años cuando creó sus primeras bolsas que su padre apoyó y las convirtió en realidad, Jaime recuerda nostálgico esas épocas en las que los talleres se encargaban de comprar las piel, quitarle el pelo, para después curtirlas y recurtirla­s.

Estos últimos procesos permiten que la piel pueda ser utilizada de manera comercial, aunque hoy en día todos los bolsos se hacen a base de pieles sintéticas que según Ibiza son de gran calidad y duraderas.

“Las pieles sintéticas son un material excelente, así que una vez que las tenemos las llevamos al departamen­to corte, donde un cortador de amplia experienci­a hace los trazos para los bolsos o carteras, logrando hacer un importante volumen, de cerca de mil piezas”, apuntó. Tras esto sigue el proceso de embarrado en donde las partes de la bolsa son cubiertos de pegamento, lo que ayudará a que se pueda coser y cortarle el excedente, mientras que en otro departamen­to de trabajan los forros y herrajes que darán el toque a este accesorio que se conoce desde épocas prehistóri­cas, pues hay pinturas que muestran su existencia. Hoy en día, el marroquine­ro tapatío es un punto de referencia en cuanto a bolsas, porque para muchos solo es un artículo de ornamento, mientras que para otros puede ser parte de la personalid­ad.

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