Cuando el PES se convierta en el Verde
En buena parte, le debemos la existencia del Partido Verde Ecologista de México a Vicente Fox. Fue él en su campaña electoral de 2000 quien los trajo a la coalición ganadora, lo que no solo les dio visibilidad, sino más del doble de los diputados y cinco veces más senadores de lo que habían obtenido; todo eso, más la asignación proporcional de la alianza, les dio presupuesto.
Un año después, bajo cualquier pretexto, rompieron. Ni al PAN ni a Fox les pasó nada, pero el Verde tuvo el piso para construirse en lo que se ha construido. Después ha ido generalmente con el PRI, que se confundió después de su derrota de aquel año y ya se puso a hacer alianzas con quien fuera que le significaran unos votitos y lana.
Soy de los que piensan que algo así sucederá con el PES, nomás peor, porque al PES le podría ir mejor que al Verde le fue en 2000, más diputados, más senadores, un gobernador.
Y una diferencia: los del Verde, la verdad, lo que querían era lana… los del PES traen agenda.
Una agenda que va a entrar en conflicto con muchos miembros del partido con el que ahora van aliados, con una agenda que no está en ninguna lista de prioridades ni de Morena ni de su candidato que bastantes urgencias se van a encontrar para desgastarse políticamente en otros asuntos que, López Obrador mismo ha dicho, no son su prioridad.
Por eso creo que más temprano que tarde, agarrarán su camino y con paciencia y recursos públicos y espacios políticos seguirán construyendo en la agenda que desde siempre han planteado. ¿Cuál? Pues entre otras cosas, esa que mencionó Hugo Éric Flores el día que llegó al Congreso:
“Creemos que ha sido un error histórico de nuestros líderes sacar a Dios de la vida pública de México. No estoy hablando de ninguna religión, ninguna institución religiosa. Pero en México no podemos mencionar el nombre de Dios —aunque nuestro glorioso Himno Nacional sí lo hace—, pues corremos el riesgo de parecer apátridas, ir en contra de la cultura política establecida o a que se nos acuse hasta de violar el Estado laico. No nos dimos cuenta de que, sacando a Dios de la vida política de nuestro país nos hacíamos una sociedad con gobernantes insensibles, ambiciosos y, por qué no decirlo, algunos de ellos sin escrúpulos por su falta de valores y de conciencia humana”. Así. Algunos hasta vamos a extrañar al Verde.
Oquei, no, tampoco es para tanto.