El entendible hartazgo frente a las campañas
Al momento de escribir estas líneas aún quedan tres semanas para que se lleve a cabo la elección. Algunos dirán que el arroz ya se coció, y que si pudieran adelantar la fecha de la votación con gusto lo harían. Otros dirán lo contrario; no en balde la nueva frase de José Antonio Meade es que la única encuesta que cuenta es la del 1 de julio (que ni encuesta es, pero bueno).
Y es que el rechazo a las campañas es notorio. Según cifras publicadas por Alejandro Moreno en El Financiero la semana pasada (https://bit.ly/2JtwKNu), 72 por ciento de los encuestados piensa que las campañas ya deberían terminar. Y el sentimiento es comprensible.
Más allá de la diferencia entre primer lugar en las encuestas y segundo y tercero, la campaña actual se ha distinguido por su tedio, tanto por su diseño como por otros factores.
Aunque las campañas oficialmente sean más cortas que antes, cuando duraban casi un semestre entero, siguen siendo igual de largas. Solo que ahora se dividen en precampañas —en las que hay candidatos únicos, lo cual las vuelve campañas de facto—, intercampañas —en las que no se puede hablar de propuestas, lo cual crea una situación absurda que dura más de 30 días— y campañas oficiales —que para cuando dan inicio ya llevan, para efectos prácticos, varios meses de existir. La fatiga resulta inevitable.
El tedio también se le puede achacar a otros dos factores: el primero, que la Presidencia de Enrique Peña Nieto se terminó hace más de dos años, tras el escándalo de la casa blanca y la desaparición de los 43 estudiantes. Desde entonces no se ha recuperado, y sigue en un piloto automático que busca máxima discreción.
Y el segundo son los candidatos mismos: solo Andrés Manuel López Obrador da nota diario, pero es la misma una y otra vez. Los otros dos contendientes serios no han logrado arrebatarle el ciclo de noticias.
Lo bueno, como decía alguien el otro día, es que esta semana empieza el Mundial y los mexicanos dejaremos de ser politólogos para convertirnos en directores técnicos.