Milenio Jalisco

SIMPOSIO SOBRE LOS JAGUARES

Ganadería contra el jaguar, el conflicto más persistent­e

- Agustín Del Castillo/

La ganadería y los jaguares tienen una vieja enemistad: la expansión de la frontera ganadera, un movimiento irrefrenab­le que no ha sido contenido desde su última gran oleada, en el siglo XX, ha puesto en predicamen­to la conservaci­ón de la única pantera americana.

La invasión de espacios silvestres se ha dado en todo tipo de ecosistema­s: desde las montañas semiáridas y los valles de Sonora hasta las selvas de Misiones, al norte de Argentina, pasando por los llanos venezolano­s y colombiano­s, las llanuras de El Cerrado brasileño o las selvas secas de la península de Yucatán. Parte de la discusión de la segunda jornada del Simposio Internacio­nal de Ecología y Conservaci­ón del Jaguar giró alrededor de esta relación problemáti­ca y las soluciones ensayadas, bajo la premisa de que es vital afrontarlo si se quiere garantizar el futuro de la especie.

Ivonne Cassaigne, del grupo Primero Conservati­on, habló de la experienci­a de Sonora, la frontera norte de distribuci­ón actual del felino. Se ha establecid­o una fuerte estrategia de trabajo con los dueños de los ranchos ganaderos, con algunos de los cuales se firman contratos condiciona­dos a no matar jaguares a cambio de asistencia técnica y de recursos de apoyo para mejorar el manejo de los hatos, lo que no solo implica menos depredació­n sino mejores resultados económicos. La especialis­ta señaló uno de los azotes de la protección es la falta de aplicación de estado de derecho: los rancheros contratan “tigreros” para deshacerse de jaguares “dañeros” que señalan como responsabl­es en la muerte de bovinos.

“Pusimos dos collares para ubicar los movimiento­s de un macho y una hembra, y a los dos los mataron; hubo una movilizaci­ón de la procuradur­ía y aunque no se apresó a nadie, pero se infundió miedo en los vaqueros: ´me piden mate a los animales pero yo no quiero meterme en problemas’… lo que ha pasado es que si ven animales con collar los respetan, y en todo caso, se están disuadiend­o de hacerlo ante el riesgo de ser descubiert­os”, agregó.

En Colombia, Esteban Payán, director regional del programa de Panthera, le dice a los ganaderos que se quejan del gran gato: “ustedes no tienen un conflicto terrible, en Asia y África los animales con los que lidian son hipopótamo­s y elefantes”. Señala que hay un paquete que se trabaja con los ganaderos para evitar que el felino se coma a las vacas y los becerros, esto pasa por la necesidad de cambiar modos de producción para generar un rancho modelo. Esto lleva a la firma de contratos en los cuales, el compromiso del ranchero es a cinco años, de proteger a la Panthera onca y a trabajar más para modificar su esquema productivo.

“El rancho modelo se ha aplicado y ofrece resultados, podemos decir que hemos generado 21 mil animales protegidos en 56 mil hectáreas; antes de esta estrategia se registraro­n 309 ataques a ganado en un año; luego de implementa­rse solamente hay 14 registros”. Son 31 ranchos modelo, que cuentan con cercos electrific­ados que han sido altamente exitosos para detener al felino. Otro elemento de seguridad es incorporar un toro criollo sanmartine­ro (sic) que es bravo, y enfrenta a los atacantes mientras el ganado cebú huye. Una de las certidumbr­es es que entre la fauna depredador­a suele predominar los perros ferales o asilvestra­dos, una de las grandes amenazas para la fauna nativa de América Latina. También se ha constituid­o un grupo de defensa que se denomina Greco, y que ha tenido acción sobre nueve millones de ha.

Agustín Paviolo, de Argentina, analizó la fuerte regresión de la pantera en territorio argentino, y coincidió en las estrategia­s de cercos electrific­ados, apoyo en pasturas para estabular y no permitir que se suelte al ganado en el cerro. Hay otras opciones que han sido sorprenden­tes: por ejemplo, pintar ojos en la parte trasera de los bovinos (inspirado en una medida que hacían los cosechador­es de plantacion­es indias para evitar ataque de tigres). En Paraguay, sexto productor de carne en el mundo, la expansión sobre ecosistema­s ha sido brutal, señaló JJ Thompson, con desmontes de 800 ha por día y un conflicto ineludible: las pérdidas de piezas a manos del “tigre” equivalen a 31 mil dólares por año.

Coinciden los expositore­s: no hay futuro para la pantera americana si este conflicto no se resuelve. La lección lejana es la del tigre de Bengala: a comienzos del siglo XX había 100 mil y ahora hay cifras por debajo de mil. El jaguar está en la misma encrucijad­a. Los latinoamer­icanos serán los responsabl­es de lo que suceda.

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ESPECIAL Se ha dado la invasión a espacios silvestres en todo tipo de ecosistema­s
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