El show de los debates
Producto político de las democracias, el debate de candidatos está diseñado para ser difundido por medios electrónicos, primero acaso para la radio, después por derivación natural en televisión e internet. Por tanto, no es difícil que el ejercicio requiera cierta dosis de elementos particulares que esa industria explota, principalmente uno de ellos: el espectáculo.
Quizá también por su propia personalidad, Diego Fernández de Cevallos supo aprovechar este hecho al repartir dardos a Cuauhtémoc Cárdenas y Ernesto Zedillo (“ahora me ocuparé de usted, muchachito”, le dijo el panista al futuro presidente) en el primer debate de 1994, que se llevó de calle, como en 2000 Vicente Fox, cuando apabulló a Francisco Labastida con sobrenombres que el priista se encargó de amplificar, llamándose víctima de bullying… repitiéndolos en el propio encuentro.
Por eso no deja de sorprender que haya quienes se quejen de que los debates carezcan de propuestas y explicaciones para concretar esas propuestas, los famosos “¿cómo?”, pues ni el formato más novedoso permite a un candidato enfocarse en plantear sus planes y exponer las vías para hacerlos realidad, el tiempo no da para tal empresa, además de que debe ocuparse también de responder las preguntas de los moderadores y los ataques de sus contrincantes, no se diga si el personaje es el puntero en las encuestas.
De ahí que nadie se acuerde de las propuestas en esta campaña 2018 y sí de los infundios y desplantes, factores estos dos que dieron aire a los tres encuentros, pues se convirtieron en tendencia en Twitter y, salvo el tercero, cosecharon niveles de audiencia aceptables para un programa televisivo político. No se diga la maquinaria de los memes trabajando al ciento por ciento.
¿Qué recuerda usted de Andrés Manuel López Obrador? Escondiendo la cartera, llamando “Riqui Riquín Canallín” a Ricardo Anaya y repitiendo que todo saldrá del combate a la corrupción. ¿Qué con el panista? Moviéndose de su lugar para llamar “farsante” a AMLO y sacando cartulinas fallidas. ¿José Antonio Meade? El destape del caso Nestora y el error de responder a una pregunta sobre mujeres con un saludo al Tri mundialista. Jaime Rodríguez no pasó en los tres debates de su tontería de cortar manos.
Con todo y que también dieron show, los cuatro expusieron más y mejor sus propuestas charlando de forma individual con el equipo de MILENIO que en los tres debates juntos. No hay para más.