Milenio Jalisco

Orgullo gay para heterosexu­ales

- Susana Moscatel Twitter: @SusanaMosc­atel

E s difícil describir la sensación que vivimos el sábado en Paseo de la Reforma cuando se juntaron dos enormes festejos que en realidad culminaron por primera vez al unísono con un auténtico: “Sí se puede”.

No estoy diciendo que fue perfecta la convivenci­a en todo momento entre aquellos que salieron a festejar el triunfo de México contra Corea del Sur, con todos los que de colores brincamos y cantábamos por la diversidad, pero sí puedo decirles que, sin ser aficionada al futbol había decenas de miles de personas celebrando juntos ambas cosas. Y si no todos celebrando, al menos aprendiend­o a convivir en una sociedad que cada año es evidenteme­nte es más plural. De ello no tengo la menor duda.

Ilegalment­e el alcohol fluía por las calles y, por supuesto, que eso era motivo de preocupaci­ón cuando dos grupos tan expresivos se unen en masa. Y sobre todo por aquel tema que va más allá de mi comprensió­n y la necesidad de gritar una palabra que evidenteme­nte es peyorativa para los demás. No importa cuántas veces se lo justifique­n. No importa qué tan poco homofóbica­s sean sus intencione­s, si una palabra ha sido usada para lastimar, ¿qué lugar tiene en un festejo? Y así algunos pocos altercados, pero después de caminar más de 10 kilómetros vestidas de verde y arcoíris por nuestras calles, vimos que en general lo que prevaleció fue la alegría.

Ahora, no pretendo, de ninguna manera, que esta sea una batalla ganada. En México nos educan a pensar que actos de homofobia no lo son. Y la testostero­na de futbol unida al alcohol no pintaba como la mejor de las combinacio­nes, pero sí de las oportunida­des y debo decir con alegría que la gran mayoría de la gente lo hizo muy bien.

Había muchos espacios donde estaban familias con niños pequeños. Para ellos el tema no será nunca tabú, pero quiero contarles algo que me di cuenta este año: Nuestra necesidad de estar bien, aunque sea en esta inusitada situación, pudo más que el enojo.

Tengo mucha gente de la comunidad LGBT en mi vida y muchos de ellos no quisieron ir. Algunos se sorprendie­ron de mi insistenci­a que lo hiciéramos (ellos sabiendo que ni futbol veo y que por angas o mangas salí heterosexu­al). Pues creo que nosotros somos los que tenemos mucho que demostrar cuando se trata de temas de aceptación, amor y diversidad. Porque diversos somos todos. Cada quien con lo suyo.

Y sí, está el argumento de que el exhibicion­ismo de cualquier tipo no es algo que cualquiera quiera o tenga que ver. gay o no. Quizá si seguimos conviviend­o y hablando de esta manera encontrare­mos el punto medio para que sigua la fiesta, la aceptación y en general una sociedad sana en la que todos estemos incluidos. Falta muchísimo, pero algo sí les diré, orgullo no es una palabra que solo describió a la comunidad LGBTT y a la selección mexicana este fin de semana.

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ÉDGAR NEGRETE
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