¿Por qué perdió México contra Suecia?
Semanas antes de Brasil 2014 publiqué un reportaje en la revista Nexos, titulado “¿Por qué nunca debutó La Pulga?” (https://bit.ly/2Kuit3V). Ahí conté la historia de Jesús Olguín, promesa mexicana de los 80, que llegó, a pesar de todas las trabas que existen en nuestro futbol —compadrazgos, falta de apoyo—, a la banca de un equipo profesional.
El día que Olguín, apodado La Pulga, iba a debutar en Primera División, ocurrió algo que siempre sucede en los partidos: cambió el marcador. El entrenador, que lo tenía calentando a un costado de la cancha, tuvo que modificar la estrategia. Y La Pulga volvió a sentarse.
Olguín nunca debutó. Se vino abajo porque no estaba preparado para lidiar con el estrés mental de cumplir su sueño. Su rendimiento empeoró velozmente y para poder sobrevivir terminó en los llamados partidos de “talacha”, que se juegan en canchas inhóspitas por premios mínimos: unos pocos pesos a cambio de 90 minutos de futbol.
Traigo a colación la historia de La Pulga a raíz del México contra Suecia del miércoles. Esta selección, que los expertos coinciden es la más promisoria en términos de talento puro, se vino abajo como Olguín y como tantos otros futbolistas mexicanos que se derrumban en migajas cuando la situación se torna adversa.
Frente a Suecia los seleccionados sacaron los peores traumas de un equipo que si algo tiene son frustraciones por siempre quedarse al borde de algo grande. Un tanto, luego otro y al final un autogol derivado del cansancio producido por un pánico autoinducido de 90 minutos.
En la derrota, algunos fueron humildes. Edson Álvarez, desafortunado responsable del autogol, alzó la cabeza al grito de “No me rindo”. Otros soberbios, como el capitán Rafa Márquez, quien llamó “mediocres” a los críticos. Una vez más, lo peor fue lidiar con sus propios fantasmas, que avanzaron con ellos a octavos de final.
Para trascender al mítico quinto partido, la selección mexicana tendrá que jugar un partido contra esos fantasmas antes de enfrentar a Brasil.