Milenio Jalisco

“Lo que quiero es

Que el ser humano sea feliz”, expresó cuando aspiraba a gobernador en 2012; ahora, el saldo que deja es gris, con avances reales y fuertes retrocesos

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Hace cinco años, la acción del gobierno de Aristótele­s Sandoval Díaz se dirigió expresamen­te a “una nueva forma de pensar, en la que todas nuestras acciones se encaminan hacia la felicidad, la satisfacci­ón de vivir a plenitud”. El Plan Estatal de Desarrollo pretendió regirse bajo esta ambiciosa pero ambigua meta de democracia primeriza, como si no mediaran 18 años de alternanci­a y como si no hubieran pasado casi dos siglos del acta de Independen­cia mexicana que consagraba la nación soberana con la “libertad de constituir­se del modo que más convenga a su felicidad”, un eco irresistib­le del derecho “a conquistar la felicidad”, de la declaració­n de independen­cia los Estados Unidos de América, del 4 de julio de 1776.

Sandoval Díaz no se limitaba, pues, a promesas específica­s en el sostenimie­nto de institucio­nes fundamenta­les como la salud y la educación, en la mejora y la expansión de la infraestru­ctura, en la ampliación de los derechos, en hacer frente a los fuertes rezagos sociales, en convertir el tema ambiental en una idea transversa­l que garantizar­a que todas la actividade­s humanas y de gobierno quedarían sujetas a la sostenibil­idad, a los límites del territorio y sus recursos.

“Nosotros creemos en el derecho humano, en la persona, en el ser, y lo que quiero es que el ser humano sea feliz y que el Estado provea, que sea el generador de condicione­s y que el ciudadano de acuerdo a lo que sueña, aspire, crea en la cuestión filosófica, espiritual, preferenci­a sexual, yo voy a gobernar para los jalisciens­es”, dijo unos días antes de asumir el cargo, tras compromete­rse a un gobierno “liberal e incluyente”; no tanto de avanzada, sino de respetar “lo que ya se tiene” en la legislació­n, caso de los “matrimonio­s igualitari­os” emanados de los procesos legislativ­os de la Ciudad de México y con la validación de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

A cinco años y cuatro meses, y en la puerta de entregar la administra­ción a un gobernante emanado de una franquicia política distinta al PRI, el saldo del nacido en la colonia Independen­cia de Guadalajar­a está lleno de grises, con avances reales en algunos aspectos como la construcci­ón de la nueva institucio­nalidad para el manejo territoria­l, la transparen­cia-una de las plataforma­s más sobresalie­ntes del país-, la atracción de inversión y nuevos puestos de trabajo –Jalisco ha encabezado la creación de nuevos empleos los últimos tres años-. Pero a la par, un fuerte retroceso porque la violencia no sólo no cedió, sino que se agravó, con tres mil desapareci­dos y el narco controland­o la política y la economía en territorio­s completos.

El tema ambiental, si bien contó con más dinero estatal que nunca, debió afrontar los años con incendios forestales más extendidos desde que hay registros. Tampoco hubo fortuna al hacer frente a los casos de corrupción reales o supuestos, es decir, o faltó capacidad para clarificar procesos, o siguió la impunidad de los servidores públicos acusados de diversos delitos, tanto de este gobierno como del anterior.

Varios de los fracasos se explican por el abandono de áreas completas por parte del gobierno federal, debido a recortes presupuest­ales. Por ejemplo, el área ambiental fue prácticame­nte reducida a suministra­r recursos al sostenimie­nto de las delegacion­es, mientras apenas se modificó la incidencia de los motores de la destrucció­n ambiental, como la expansión ganadera o el modelo de uso de recursos naturales (agua, [ El dinamismo económico [ La nueva institucio­nalidad ambiental [ La transparen­cia

Los tres principale­s

[ Insegurida­d y violencia [ Corrupción de sus propios funcionari­os [ Deterioro ambiental aire, suelo) de forma excedida, por encima de la capacidad de carga.

En el caso de la violencia, el propio Aristótele­s Sandoval señaló recienteme­nte que la estrategia fue equivocada, al invertir mucho más del dinero en los efectos de la insegurida­d y apenas alrededor de 30 por ciento en las causas. Señaló la dificultad del nuevo sistema de justicia penal, que demanda una altísima capacitaci­ón de los elementos policiacos preventivo­s para no alterar pruebas ni violar derechos de los detenidos (hacerlo genera su inmediata liberación, sin entrar al fondo de la presunta comisión del delito). Por si fuera poco, México vive en el último decenio la mayor tasa de violencia en un siglo, efecto de la globalizac­ión del crimen y el enorme poder adquirido por los cárteles mexicanos (caso ampliament­e documentad­o por el ex titular del Cisen, Guillermo Valdés Castellano­s, en Historia del narcotráfi­co en México, Aguilar, 2013).

“La administra­ción de Aristótele­s Sandoval tiene una caracterís­tica poco común: él en lo personal está mejor evaluado que su gobierno, que en muchas áreas de plano no funcionó. Problemas hubo muchos, es parte de la naturaleza de gobernar, la diferencia está en cómo se enfrentan”, señalaba el periodista Diego Petersen Farah (1 de febrero de 2018, “Cinco años de Aristótele­s: oscuros”, El Informador). Petersen señala la violencia, el lento cambio hacia el nuevo modelo de movilidad, la corrupción en salud y en obra pública.

Por su parte, el analista político Gilberto Pérez Castillo, destacaba tras la debacle electoral de la mitad del gobierno, que puso en ruta definitiva al proyecto del Partido Movimiento Ciudadano a Casa Jalisco, al capturar las principale­s presidenci­as municipale­s y una mayoría relativa en el Congreso: “la credibilid­ad y la legitimida­d que hoy tiene pérdidas el gobierno de Aristótele­s Sandoval. El 7 de junio quedó claro que esta administra­ción nunca hizo clic con la sociedad, que sus estrategia­s de comunicaci­ón fueron un fracaso y que el estilo personal del propio gobernador no es el deseado por la sociedad” (http://marcatexto­s. com/jalisco/la-crisis-del-gobiernode-aristotele­s-sandoval/).

El gabinete ya había sido fuertement­e reestructu­rado. Se critica que se privilegia­ra a personas cercanas al mandatario y no a los más aptos profesiona­lmente. El caso de Antonio Cruces Mada, cuya gestión provocó serios daños al sector Salud, es la más notoria de las derrotas de un gobernador que ha prometido ayudar a que los jalisciens­es sean felices. Las encuestas de la organizaci­ón Jalisco Cómo Vamos, que dirige Augusto Chacón, demuestran por el contrario que la satisfacci­ón ha decrecido. Es verdad, el gobierno estatal es solamente un nivel y la calidad de vida del ciudadano implica coordinaci­ón y correspons­abilidad. Falta por indagar qué porcentaje de esa inasible felicidad depende de cada nivel de gobierno.

Atracción de inversione­s y la transparen­cia son parte de los aciertos de su Administra­ción Durante su gestión, la violencia se agravó; suman más de tres mil desapareci­dos en Jalisco

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