Milenio Jalisco

Y un día después, a cambiar las reglas

- Twitter: @jrubenalon­sog

L a vida se construye por momentos y decisiones, algunas más intensas y trascenden­tes que otras. Ayer, Jornada Electoral, fue una de ellas, en el que se recapitula un pasado para proyectarl­o en un futuro. Un momento, con decisiones personales, en el que aún giramos en torno al mal menor, partidos políticos que nos ofrecieron más personas que proyectos, que entusiasma­ran, que despertara­n un rumbo que trascienda los seis años o tres años. ¿Y ahora?

1. Someter a revisión serena nuestro sistema político-electoral que aún descansa y gira en los partidos políticos; sí, esos desacredit­ados, con poca confianza, secuestrad­os por grupos internos, sometidos a grupos externos; partidos políticos pragmático­s, de coyuntura, que ofrecen lo mismo, sólo distintos por los rostros de sus dirigentes y propuestas en momentos electorale­s.

Es necesario, urgente, replantear el que en México los partidos políticos sean “entidades de interés público” (Art. 41, I de la Constituci­ón Política de los EUM), fundamento con el que todo gira en torno a ellos y se les otorga un financiami­ento (prerrogati­vas) ofensivo. Ironías y contradicc­iones. Los pueblos indígenas en México son sólo reconocido­s como “comunidade­s” de “interés público” y no reciben el mismo trato, aún como comunidade­s, como con los partidos políticos (Art. 2, A, VIII, CPEUM).

2. Someter a revisión la comunicaci­ón política. Es necesario construir un nuevo modelo de comunicaci­ón, no invasivo (espotizaci­ón de la política) con su extensión hecha dinámica llamada “debates de candidatos”. Ni uno, ni los otros, han comunicado. ¿Qué diferencia hay entre un spot comercial (la promoción de un shampoo) y un spot de candidato-partido? Incluso, los ahora debates terminaron siendo una extensión de los spots con dosis de reality show. En la medida que se centra y reduce la comunicaci­ón a lo masivo, incluso lo ahora personaliz­ado a través de redes digitales (más invasivas que la espotizaci­ón), el contenido se diluye, se simplifica y propicia la polarizaci­ón. Se requiere creativida­d, innovación, que rompa el sometimien­to de la comunicaci­ón política al mercado de los medios.

3. Simplifica­r las estructura­s y operación de las estructura­s electorale­s (organismos y tribunales electorale­s locales). Con un Instituto Nacional Electoral (INE), con sus Juntas Locales, se duplican funciones, costos y financiami­ento, haciendo más aberrante y ofensivo el costo electoral. No tengamos miedo a encontrar una fórmula que preserve la soberanía de las 32 entidades federativa­s con un organismo nacional.

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