Otros saldos de la elección
Los resultados de la elección del domingo han arrojado una serie de reacciones que dibuja la cultura política que la clase protagonista, gobierno y oposición, forjó durante la interminable lucha por consolidar la democracia mexicana, con el respeto al voto, la alternancia y la transición pacífica.
Andrés Manuel López Obrador ganó la votación en 31 entidades, salvo Guanajuato, y su partido, Morena, tendrá mayoría en el Congreso, además de 11 alcaldías de Ciudad de México; sus candidatos se llevaron cinco gubernaturas, lo que demuestra que en tres estados hubo sufragio diferenciado.
En este punto no deja de sorprender la reacción de los eternos críticos del “PRIgobierno”, “PRI-AN” y otros nombres con los que satanizaban al poder, pues sin conocer detalles condenaron de inmediato la eventualidad de que el candidato de Morena en Puebla, Miguel Barbosa, no fuera el ganador. Claman por “carro completo”, concepto que siempre usaron con un sentido peyorativo.
En el otro extremo, antiguos colaboradores y promotores de Carlos Salinas de Gortari, muchos comentaristas en medios, siguen inconsolables y mientras su ex jefe, o jefe aún, difundía una carta la propia noche del 1 de julio dando la bienvenida al llamado a la reconciliación de su histórico adversario, ya reconocido a esa hora como ganador por sus contendientes, aquellos seguían vociferando, fuera de control, frente a cuanto micrófono se les atravesaba, no se diga derramando bilis en sus cuentas de redes sociales y filtrando columnas de política-ficción argumentando censura donde suelen publicar. Delirante.
Figuran también quienes nunca pierden. Los pertenecientes a la clase política fueron los más perspicaces y se sumaron a Morena cuando vieron que sus barcos comenzaban a hacer agua. Otros se tomaron su tiempo, pero el 2 de julio ya habían enderezado el camino y para el 5, es decir, ayer, hasta difundieron un video en el que, en conjunto, cerraron filas con AMLO: nueve miembros de la élite empresarial.
Es imposible soslayar a quienes escatiman reconocimiento a la ejemplar conducta de José Antonio Meade y Ricardo Anaya alegando que cómo no iban a hacerlo si fue una paliza. Sí, pero que ambos salieran entre 8 y 9 de la noche a alzar la mano al tabasqueño dio certidumbre y desactivó cualquier trama que manchara la elección. Y también, por cierto, influyó en que pudieran cerrar temprano las mesas de redacción de los diarios, hecho inusitado desde 1988.