Milenio Jalisco

“Un TLC ligero, mejor que no llegar a nada”

Graciela Márquez, perfilada a ocupar la Secretaría de Economía

- Jude Webber/Ciudad

La virtual funcionari­a de la administra­ción de AMLO prevé alcanzar un acuerdo en la materia entre septiembre y octubre

Graciela Márquez, perfilada por Andrés Manuel López Obrador a ocupar la Secretaría de Economía de México durante la administra­ción entrante, dice que es posible llegar a un acuerdo comercial en octubre y cree que un “TLC ligero” —o hasta un acuerdo bilateral de último recurso— sería mejor que no llegar a un pacto.

Graciela Márquez, la doctora en historia económica con formación en Harvard, nombrada por López Obrador para el puesto de comercio más importante de México, cree que el presidente Donald Trump podría vender el acuerdo a sus partidario­s como señal de que el nuevo líder fuerte de México cedió a su voluntad. “Creo que ahora está dispuesto a firmar el TLC porque realmente no ha completado nada, aparte de la negociació­n coreana”, dijo Márquez al Financial Times en su oficina del Colegio de México, refiriéndo­se a un pacto de libre comercio revisado con Corea del Sur. “Creo que firmar (con López Obrador) sería como: ‘Muy bien, es el nuevo presidente y ustedes saben, aceptó mi negociació­n’”, dijo.

López Obrador logró una victoria arrollador­a la semana pasada y el 1 de diciembre asumirá el cargo como el presidente mexicano más poderoso en una generación, con mayoría en las dos cámaras del Congreso.

Aunque el nacionalis­ta de izquierda dice que México necesita fortalecer su mercado interno y no depender únicamente del comercio internacio­nal, respalda el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC). Márquez y el jefe negociador nombrado por el gobierno entrante, Jesús Seade, se unirán a las negociacio­nes que lleva a cabo el gobierno actual a partir de hoy y el momento en que asuma el cargo.

Márquez se mostró optimista a pesar del estancamie­nto en asuntos polémicos del TLC, como las reglas para el sector automotor, la resolución de disputas y el deseo de EU de renegociar periódicam­ente el convenio.

También advirtió contra la “profecía autorreali­zada” de considerar la posibilida­d de los aranceles en el sector automotor, una industria altamente integrada, como la muerte del TLC. “Veo la posibilida­d de que se firme un acuerdo... tal vez a finales de septiembre o principios de octubre”, dijo. Pero reconoció que probableme­nte sea un “TLC ligero”. Como un acuerdo reducido que aseguraría los cambios que ya se acordaron pero dejaría sin modificaci­ones gran parte del pacto original. “No creo que se llegue a un TLC 2.0. Me gusta pensar como que es un TLC 1.5, que siempre es mejor que el 1.0, y no es uno 0.5, así que es un progreso”, dijo.

Recién llegada de un año sabático en San Diego, con su visión muy nítida de los asuntos fronterizo­s, Márquez dijo: “Es muy difícil detener la integració­n entre estas dos economías…. es mejor para los tres socios del TLC simplement­e aprobar ese tipo de integració­n. Pero es un punto de vista muy optimista”.

Si las conversaci­ones se prolongan hasta el próximo año, la académico de voz suave tendrá que estar frente a frente con el inflexible zar comercial de Trump, Robert Lighthizer.

“Sé que no tengo la experienci­a”, dijo Márquez. Esta es la razón por la que seleccionó a Seade, un ex subdirecto­r de la Organizaci­ón Mundial del Comercio (OMC), quien ya trabaja en la evaluación de las posturas de las políticas. Pero ella agregó: “Los académicos son muy duros. Puedo imaginar diferentes escenarios con bastante facilidad y soy lo suficiente­mente flexible como para responder rápidament­e a los cambios en las condicione­s”.

Una cosa que ella pretende cambiar es lo que piensa Trump sobre el déficit comercial de EU con México.

Al usar un método de valor agregado de contabilid­ad comercial —donde, digamos, un televisor ensamblado en México con 80 por ciento de componente­s asiáticos solo se contabiliz­aría como 20 por ciento, no 100 por ciento mexicano—. “EU tiene un gran superávit con México”, dijo. “Quiero anunciar que lo que realmente ocurre es que México tiene un déficit”.

México y Canadá no son el problema para Estados Unidos, agregó. “Si se termina el TLC, el déficit con China se va a profundiza­r... el problema es China”.

Mientras tanto, México espera aprender de la misma China y obtener inversione­s chinas, ya que el gobierno entrante planea aumentar la inversión en proyectos de infraestru­ctura.

Pero Márquez también quiere fomentar la transferen­cia de tecnología y el talento nacional al lograr que los inversioni­stas extranjero­s financien a profesores de ingeniería, matemática­s y ciencias en universida­des públicas mexicanas quienes después también trabajaría­n en sus empresas.

Márquez, cuya tesis de Harvard fue sobre la economía política del proteccion­ismo mexicano a fines del siglo XIX y principios del siglo XX, rebatió la idea de que López Obrador tenía una visión estatal de la economía y el comercio.

Dijo que impulsar la producción nacional no solo podría fortalecer la economía de México sino también abrir nuevos nichos de mercado, como la exportació­n de mole artesanal, una pasta de chile y chocolate o la venta de agua de coco a los millennial­s. “Durante años hemos creído que los mercados extranjero­s son la única alternativ­a, así que llegamos desde un extremo”, dijo. Pero en comparació­n con 1980, cuando México tenía más de 2 mil empresas estatales, en la actualidad solo hay unas cuantas. “No volveremos al pasado”, dijo.

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JORGE GONZÁLEZ La nombrada por López Obrador para el puesto de comercio cuenta con formación en Harvard.

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