Los peligros de la sacudida de la burocracia
Nadie podrá discutir el diagnóstico de Andrés Manuel López Obrador sobre el aparato burocrático de altos niveles de los gobiernos —federal y estatales—: sueldazos, bonos, prebendas, secretarios particulares, multiplicación de asesores y consultores, camionetotas, viajes, lujos, gastos.
Nadie podría dudar de que el aparato federal necesite una sacudida, pero también requiere un rediseño que lo haga eficaz.
Los 50 puntos contenidos en el documento Lineamientos Generales para el Combate a la Corrupción y la Aplicación de una Política de Austeridad Republicana, que López Obrador leyó a los legisladores y gobernadores electos de Morena la semana pasada, son lo primero pero parecen contrarios a lo segundo.
La lista enumera con claridad la reducción de privilegios y sueldos excesivos que se ha dado el aparato de gobierno y, por ejemplo, en el punto siete, cumple con una petición negada en la reciente discusión del sistema nacional anticorrupción cuando dice: “Todo funcionario deberá presentar su declaración de bienes patrimoniales y de sus familiares cercanos, esta información será publicada y transparentada en todos los casos”.
Pero en muchos otros puntos de la lista se corta con el mismo rasero a miles y miles de servidores públicos que se dedican a cosas muy diferentes en el océano que es el gobierno y marca lineamientos que parecen ir contra un gobierno eficiente.
Tomo un solo ejemplo de muchos en la lista: “No se comprarán sistemas de cómputo en el primer año de gobierno”, dice el punto 10. ¿Cómo se puede apostar a la innovación tecnológica en la administración y entrega de servicios públicos para hacer una admi- nistración más eficaz con menos personal, sin aprovechar el desarrollo tecnológico que cambia todos los días?
¿Cómo se puede crear una de las propuestas más ambiciosas de la próxima administración, la de integrar a millones de jóvenes al mundo laboral, sin una nueva computadora, sin desarrollar un nuevo software que lo controle?
Así como es de celebrar el principio de austeridad que inspira el documento, es de preocupar que en muchos otros el resultado podría ser uno de dos: que la regla no se cumpla, es decir, sí se comprarán sistemas de cómputo, es decir, el lineamiento no será cumplido —más de lo mismo— o terminaremos teniendo un gobierno ineficiente, incapaz de entregar lo que prometió.
Porque a veces de buenas intenciones está empedrado el camino al desastre.