La invasión en Santa Ana, fuera de control
De la superficie con asentamientos irregulares al bosque, se tienen en este extremo de la ciudad; una amenaza a la conservación del área natural protegida
La ocupación de los asentamientos irregulares en el ejido ya rebasa 30 hectáreas Autoridades reconocen que amenaza la conservación del área natural protegida Casi 45% de la superficie invadida al bosque es esta zona de la ciudad
Adiez años de que un tribunal colegiado determinó excluir del área de protección de Flora y Fauna La Primavera, un polígono de entre 580 y 641 hectáreas del ejido Santa Ana Tepetitlán, la invasión de asentamientos irregulares ya rebasa 30 hectáreas, con un impacto o huella urbana que puede ser más del doble. Las autoridades reconocen que se trata de un problema que se salió de control, y que amenaza seriamente la conservación del área natural protegida.
Un informe entregado al gobierno del estado, a que tuvo acceso MILENIO JALISCO, confirma mediante análisis de una serie histórica de ortofotos digitales y de imágenes de satélite, que la decisión judicial de suspender la aplicación del decreto de 1980 en la zona –la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas no supo defender el decreto, a diferencia de casos como Tulum en Quintana Roo o Cumbres de Monterrey, donde un enfoque similar fue exitoso-, precipitó un problema de invasiones irregulares que hasta 2008 era de 7.64 ha, para cuadruplicarse en la actualidad.
La Conanp se comprometió a trabajar para reincorporar la zona al ANP, pero no sólo no lo ha logrado, sino que el asunto se complicó. Ninguna autoridad ha hecho valer el derecho ante las condiciones de ilegalidad de esa expansión, pues al tratarse de zonas boscosas, y no haber cambio de uso de suelo forestal, la Profepa (Procuraduría Federal de Protección al Ambiente) debe intervenir y clausurar.
La segunda autoridad involucrada es el propio Ayuntamiento de Zapopan, que es responsable de todos los permisos para desarrollos urbanos. Y aunque les aclaró a un grupo de ejidatarios quejosos, apenas el 21 de mayo pasado, que no ha emitido uno solo, la autoridad debería clausurar las fincas que no tienen permisos, y no otorgar, en medio de la precariedad social de los compradores, servicios de agua, recolección de basura y eventualmente seguridad pública, que son los reproches que le hicieron los ejidatarios durante una manifestación en esa fecha.
El informe técnico fue entregado al gobierno estatal, y contiene, en general, las invasiones que padece La Primavera en los ejidos Emiliano Zapata, La Primavera, La Venta del Astillero, El Colli, Santa Ana Tepetitlán, Adolfo López Mateos, Huaxtla y Santa Cruz del Astillero. Las imágenes analizadas corresponden a los años 1993, 1999, 2008, 2011, 2015, 2016 y 2017. El total de invasiones es de 67.2 hectáreas, superficie que a la densidad normal del área metropolitana de Guadalajara puede albergar hasta cinco mil habitantes.
Santa Ana Tepetilán, al oriente del ANP, concentra 44.5 por ciento de la superficie invadida del bosque. Le sigue La Venta del Astillero, al norponiente, con 18 ha (26.8 por ciento). 28.7 por ciento se
lo reparten el resto de los ejidos. Otor dato digno de conocerse es que en 2011 había 34.7 ha invadidas, prácticamente la mitad de la superficie actual.
El ejido promovió el juicio de amparo 413/2001, y se les concedió por el Juzgado Tercero de Distroto en Materia Administrativa y del Trabajo, y por el Primer Primer Tribunal Colegiado del Tercer Circuito, en la revisión 465/2007, con el voto dividido de los ministros: dos de ellos consideraron válido equiparar por sus efectos jurídicos una expropiación (en la cual el Estado se queda con la propiedad de los bienes) con una declaratoria de área natural protegida (en la que sólo limita sus usos), y al no haber sido notificados los quejosos del decreto de la reserva de 1980, ni mucho menos oídos y vencidos, como lo establece el artículo 14 constitucional, determinaron que el decreto del presidente José López Portillo violó sus garantías individuales (archivo de MILENIO JALISCO, ediciones del 7 de junio de 2007 y del 7 de julio de 2008).
Pero el proceso de “liberación” de las tierras, demandado por la dirigencia campesina, contó con acciones de un grupo disidente que encabeza el ejidatario Tranquilino Flores Aguilar, quien insiste en el grave perjuicio que trajo para el propio núcleo ejidal, y además, se les salió de control. El anterior presidente del comisariado ejidal, Rodolfo Aguilar de la Rosa, reconoció a los miembros de la junta de gobierno de La Primavera que era necesaria una intervención a fondo para rescatar el bosque ejidal. El 18 de mayo pasado, las autoridades actuales, encabezadas por Bernabé Sánchez Lazo, dijeron:
“…durante muchos años nuestro ejido ha sufrido toda clase de atropellos, en particular en la superficie que ocupa parte del uso común, motivo por el cual, las actuales y anteriores autoridades ejidales […] se han dado a la tarea de tratar de frenar los atropellos de los cuales ha sido víctima el ejido, así como el deterioro ambiental sufrido en particular en la superficie que encierra parte del bosque La Primavera, motivo por el cual se han girado infinidad de escritos a diversas dependencias con el objeto de solicitar su intervención…”.
Son predios que, conforme con las leyes ambientales y la Ley Agraria, “no permiten ser fraccionados, y/o subdivididos en parcelas o solares destinados a asentamientos humanos; sin embargo, y no obstante las restricciones urbanísticas en la zona, las tierras del ejido han sido constantemente amenazadas e invadidas por acaparadores de tierras que a través de asociaciones ficticias y otras constituidas legalmente, convocan a grupos vulnerables para vender lotes de terrenos fuera de todo procedimiento legal y de manera masiva han invadido gran parte de los terrenos…”.
Ha habido acciones para frenar tiraderos de escombro, o de basura, pero que se quedan cortas: ni los campesinos, ni el sector oficial, encuentran la receta para hacer frente a este desafío. Y La Primavera padece una invasión a la que no puede hacer frente, hasta ahora, con medios legales.
“Las tierras del ejido han sido constantemente amenazadas”, acusan autoridades ejidales