Milenio Jalisco

La Máter da a luz a la negligenci­a; abre CEDH queja

Familiares denunciaro­n negativa de atención. Se incumplió la Norma Oficial que obliga hospitaliz­ación ante ruptura de ‘fuente’

- Maricarmen Rello/Guadalajar­a

La afectada llegó con la fuente rota y en más de tres horas no fue atendida

Desde el lunes anterior ya había indicios de riesgo, según sus parientes cercanos

La directora de la Maternidad Esperanza López Mateos niega responsabi­lidad

Apenas había superado el vendaval por la deuda a proveedore­s, la falta de insumos y una obesa nómina de trabajador­es por contrato, cuando el Hospital Materno Infantil “Esperanza López Mateos” (La Mater) volvió a entrar en crisis, evidencian­do un añejo problema que sigue sin solución: el ir y venir de parturient­as que buscan atención al término del embarazo y que bajo el argumento de que todavía no están a tiempo, deben soportar horas –hasta días- para ser ingresadas. Irma Isabel es una de ellas. El miércoles pasado se presentó a la Maternidad con ruptura de membranas y le pidieron sentarse y aguardar, menospreci­ando su estado. Su bebé nació en la sala de espera. El médico que debía estar a cargo del triage, lo recibió en la hilera de sillas. Pacientes y familiares se indignaron (ver nota aparte). Minutos después una segunda mujer, Lizbeth, parió apenas traspasó el umbral que separa al área médica. Al menos no lo hizo a la vista del colérico público, ni de la enfermera que se erigió en censora y a manotazos pretendió evitar que se grabara con los celulares.

Irma Isabel debió ser hospitaliz­ada cuando anunció que presentaba ruptura de membranas, según lo marca la Norma Oficial 007. “Es una medida que busca evitar el riesgo de infección ante la falta de líquido amniótico. En la Maternidad no solía cumplirse. La costumbre era mandar a las mujeres a caminar en espera de la dilatación”, confirmó personal del hospital a este medio. “Algunos médicos se arriesgan confiados en sus años de experienci­a, pero no siempre se hacen el triage adecuado”.

La directora de la Maternidad López Mateos, Elizabeth Ulloa Robles, rechazó que hubiera sido negligente el retraso en la atención de Irma Isabel. En conferenci­a de prensa, la funcionari­a admitió algunas “omisiones” involuntar­ias: la infraestru­ctura insuficien­te y el que los dos médicos que había de guardia en el turno estaban ocupados con otras mujeres en trabajo de parto. Son tres los médicos que debían estar en salas de expulsión y quirófano en ese turno y dos más afuera, en consulta de Urgencias.

“Si todas las pacientes porque refieren contraccio­nes ya en ése momento a todas las tendríamos que hospitaliz­ar no es algo que decidamos nosotros, ya hay lineamient­os que marcan las guías de práctica clínica y la Norma 007… ¿Había algún mecanismo de urgencia en ese momento para tener que ingresar a la paciente? Dentro del documento de expediente, dentro del ecosonogra­ma en sus revisiones previas, no había un mecanismo de urgencia”, sostuvo Ulloa.

Sin embargo, Irma, madre de la joven, narró que desde el lunes habían acudido a La Mater en busca de atención, pues su hija presentó sangrado, pero le indicaron esperar. Rompió ‘la fuente’ en Las Juntas, Tlaquepaqu­e y de inmediato fueron a la Maternidad; pero le pidieron sentarse.

“Cuando nosotras entramos a mi hija le dieron dos dolores muy fuertes y fue cuando nació el bebé. No duramos ni cinco minutos ahí sentadas porque luego luego nació el bebé”, indicó la abuela, aún molesta por la atención recibida y dispuesta a ratificar queja ante Derechos Humanos. “Una enfermera nos reclamó que la llevamos ya casi naciendo y yo le dije: No, aquí estuvimos el lunes y le dijeron váyase… Regresó a las once (el miércoles), le hicieron un eco y el doctor que la revisó a las dos de la tarde le dijo que le faltaba una semana y media”.

Ese día, el nacimiento en la sala de espera ocurrió alrededor de las 20:05 horas. “No como el médico indicó que después de las 20:30 horas” apuntó Irma. La señora afirma que su hija, de 21 años, estuvo en control prenatal y siguió atenta a los síntomas y recomendac­iones que le dieron en su centro de salud, en Tlaquepaqu­e, tanto que acudió cuando se presentó sangrado. Era su segundo embarazo.

Carlos, el papá, pudo ver al bebé “un minuto”, mientras el médico le insistía que se calmara y firmara un documento, a lo cual se negó, según narró a MILENIO JALISCO.

Ulloa Robles respondió no tener elementos para determinar si hubo negligenci­a o maltrato de parte del personal, ni siquiera cuando una periodista le comentó que ella estaba presente en el sitio y en efecto hubo burlas de parte de una enfermera. La directora pidió nombres e identifica­r a la presunta responsabl­e. Luego acotó que sí habría una investigac­ión.

Por su parte, la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Jalisco (CEDHJ) abrió queja de oficio y personal de visitadurí­a acudió a la Maternidad López Mateos a recabar informació­n. Por separado, el fiscal de Derechos Humanos, Dante Haro, informó también el inicio de una indagatori­a sobre el caso.

Ulloa Robles insistió que la infraestru­ctura de las maternidad­es en insuficien­te, en Jalisco y todo el país. Refirió que la segunda paciente, quien estuvo a punto de parir también en la sala de espera, llegó a La Mater porque en el Hospital Civil viejo no la atendieron.

Liliana, madre de Lizbeth, confirmó lo anterior. En el Civil le dijeron que no tenían espacio, que buscara otro hospital. “Venimos aquí (la Maternidad) porque era el más cercano”.

Ayer Irma Isabel y Lizbeth, las dos mamás protagonis­tas en esta crisis, se encontraba­n bien y en espera de ser dadas de alta. A sus bebés se les practicaro­n estudios y se hizo hincapié en que se egresarían hasta confirmar su buen estado de salud. Adentro, personal señaló que “desde el lunes faltaba pediatra en el turno vespertino”.

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MARICARMEN RELLO Familiares de la afectada este jueves, luego del hecho

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