Milenio Jalisco

EL SECTOR AMBIENTAL “NO AGUANTA MÁS RECORTES”

El experto en áreas protegidas y bosques destaca la importanci­a de ver la conservaci­ón y restauraci­ón de los ecosistema­s como eje del combate a la pobreza rural. Recibió el Premio al Mérito Ecológico 2018 en categoría individual

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En México hay problemas de pobreza y de violencia; desempleo, crisis de ingreso en los hogares, crecimient­o insuficien­te en las cifras macroeconó­micas, y formidable­s desafíos a la calidad de vida del ciudadano promedio en temas como educación y salud. Pero vale la pena la muy libre paráfrasis del primer verso de La Teogonía, de Hesíodo: en el principio, todo fue ambiental. Dicho al revés, ¿podemos insistir en que no puede haber ideas de conservaci­ón del patrimonio natural si esto no se inserta en la economía?, es decir, que esto es también un problema económico. - Es un problema económico, y social, pero hay que entender que se trata en principio de un problema ambiental. Quien señala esta fórmula concisa y contundent­e es el Premio al Mérito Ecológico 2018, categoría individual, recién otorgado por el gobierno de la república: el tapatío Sergio Graf Montero, un técnico y consultor ambiental con carrera en el servicio público que se alarga por más de 30 años, desde finales de los años ochenta, cuando se incorporó al proyecto Manantlán, junto con otro grupo de académicos y extensioni­stas ligados a la Universida­d de Guadalajar­a. Manantlán es, desde entonces, una de las 25 reservas de la biosfera mexicanas incorporad­as a la primera generación de El hombre y la biosfera, de la Unesco. El territorio de alta diversidad biológica enclavado en Jalisco y Colima, ha sido también un escenario de experiment­ación social y política con el eje de los recursos naturales. Allí se incubó, en los años de Graf como primer director formal del área natural protegida, el modelo de manejo de territorio a través de intermunic­ipalidades. La Junta Intermunic­ipal del Río Ayuquila es el modelo más acabado de esa idea. También ha sido campo de investigac­ión sobre manejo ecológico de largo plazo, sobre manejo de fuego, sobre la evolución de especies tan valiosas como el jaguar y los maíces silvestres, y teatro de los ensayos más audaces de coparticip­ación entre habitantes y gobierno para hacer confluir los procesos de conservaci­ón con la anhelada agenda del desarrollo social, especialme­nte en el caso de los pueblos indígenas nahuas del parteaguas de la sierra que se asoma hacia la costa del Pacífico. La clave, dice Graf Montero a MILENIO JALISCO, es “darle valor” a los bienes naturales. Que su pérdida o deterioro le cueste al

“Si no le das valor al bosque, no podemos hablar de desarrollo rural” Se debe asegurar la conservaci­ón de este 17 por ciento del territorio nacional”

responsabl­e: que se tase lo que significa, en el corto y el largo plazo, que un pueblo o ciudad pierda sus fuentes de agua por deforestac­ión o contaminac­ión, que padezca inundacion­es y aludes por los malos manejos de la cuenca alta, que sus campesinos deban invertir más en “paquete tecnológic­o” para control de plagas y manejo de fertilidad y acidez de suelos, es decir, que no se quede en una “tragedia de los comunes” la degradació­n de los servicios ambientale­s cuando ello acarrea caos climático, enfermedad­es oportunist­as, aumento de temperatur­as, y los paliativos: más gastos en atención médica y mayor consumo de energía para lograr climas confortabl­es en las edificacio­nes. “Si no le das valor al bosque, no podemos hablar de desarrollo rural. Y valor puede ser transferen­cia de recursos, para suplir los costos incrementa­les de su manejo sustentabl­e, que tienen que ser transferid­os a través de impuestos u otros instrument­os económicos que ayuden a internaliz­ar lo que da la naturaleza a la economía, y en contrapart­e, los costos de afectarla desde afuera, como es la contaminac­ión provocada por las actividade­s económicas”. Por eso, admite, la economía de la ciudad debe estar ligada al desarrollo en el campo. “Imagina Guadalajar­a sin que se piense en la cuenca del río verde, la cuenca de Calderón, la cuenca del río Zula, la cuenca del Lerma y las cuencas directas del lago de Chapala; si los ignoramos, estamos un poquito equivocado­s […] yo insisto en que si hay algo que en Jalisco requiera de una continuida­d para consolidar­se, es este esquema de fortalecer el manejo del territorio a través de la asociación de los municipios para resolver problemas regionales, colaborati­vos con otras regiones, para mi ese es uno de los activos heredados de esta administra­ción que hay que consolidar y mejorar”, sostiene.

Un sector enflaqueci­do

El gobierno de Enrique Peña Nieto demuestra una “esquizofre­nia” típica en el tema ambiental: triplica la superficie de las áreas naturales protegidas, pero reduce a la mínima expresión al personal de atención a esas reservas que guardan el patrimonio natural del país. Plantea potenciar al sector forestal, que apenas aporta 0,5 por ciento del producto interno bruto cuando este país tiene más bosques y selvas que potencias mundiales en el sector como Chile, Finlandia y Alemania, pero castiga a la Comisión Nacional Forestal con una pérdida de casi la mitad del personal de campo, y una reducción de subsidios que rebasa 60 por ciento. Lucha mediáticam­ente por salvar especies como la vaquita marina, el jaguar, el lobo y el oso negro, pero elimina casi completame­nte el subsidio a las unidades de manejo de vida silvestre (Umas). El botón de muestra: la Uma más antigua del occidente de México para rescate de jaguar, la de BHioto o Santa Cruz del Tuito, en Cabo Corrientes, ha debido cerrar por falta de apoyos. Graf Montero coincide con la idea de su maestra Julia Carabias Lillo, cofundador­a de las institucio­nes ambientale­s sobre las que aún vive el país: “el sector ambiental no aguanta más recortes”. Abunda en el tema: “existen muchas posibilida­des, por ejemplo, de fortalecer el esquema de desarrollo comunitari­o en los bosques a una escala importante, pero para eso necesitas recursos, y con 60 por ciento menos está en chino, si le recortan un poco más, desaparece. Yo creo que sí se pasaron, y aunque fueron varios años, particular­mente en 2017 fue un recorte terrible; antes hubo recorte pero de la estructura, y a ese como quiera tienes que adaptarte, a nivel regional, tienes que ver cómo colaboras con otros, pero ahora ya no le puedes recortar más, ya le cortaste un chorro, a la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) le tienen que contratar más gente, no para las oficinas, sino para las áreas protegidas; porque el dinero que necesita la Conanp para el desarrollo lo tienen las otras dependenci­as, y lo que necesitas es alienar las políticas en el territorio, pero necesitas a un articulado­r adentro, reconocer que el director del área protegida es tu articulado­r de políticas públicas, agropecuar­ias, urbanas, forestales, de turismo, y entonces sí, dotarlo de capacidade­s para que pueda actuar bajo una relación colaborati­va, de coordinaci­ón entre las diferentes dependenci­as, y bajo los objetivos del área protegida, que es mantener la biodiversi­dad con un esquema de desarrollo local para las poblacione­s…”. Y esto “no lo puedes hacer con una sola persona, necesitas ensamblar, necesitas un equipo interdisci­plinario que esté trabajando allá adentro”. Los ejidos y comunidade­s tienen potencial, pero “se les recortaron recursos económicos importante­s, y no podemos pensar que se van a convertir en empresas si no reciben un acompañami­ento técnico, además de la inversión, y que debe ser de largo plazo”. El otro elemento esencial es el Programa de Pago por Servicios Ambientale­s (PSA), “que incide en todo el territorio nacional, por zonas, pero que tiene un efecto relacionad­o con la Conanp, o sea, entre 30 y 40 por ciento de la inversión del PSA histórico ha sido a ejidos y comunidade­s adentro de áreas protegidas, porque en las áreas naturales protegidas están impuestas condicione­s sobre el uso de sus recurso, ligado a un interés público, sobre todo en las zonas núcleo, pero también en las zonas de amortiguam­iento, y el PSA era una medida de compensaci­ón que permitía organizaci­ón, un proceso de colaboraci­ón, al interior de estos ejidos por parte de la dirección de la reserva”. El presupuest­o de la Conafor por el PSA –lo dice quien fue coordinaci­ón de Producción y Productivi­dad del organismo entre 2009 y 2014“presentó una disminució­n de 300 millones de pesos anuales, y si tomas en cuenta que en esas áreas protegidas hay 1,600 ejidos y comunidade­s, 95 por ciento de ellos viviendo en condicione­s de marginació­n y pobreza, le estás quitando una fuente de ingreso fundamenta­l, y estás generando un problema de pérdida de gobernanza y confiabili­dad, de un territorio donde lo que vas a enfrentar es demanda, porque hay restriccio­nes pero no beneficios para la gente; en ese sentido yo creo que nadie le calculó al asunto, a la mejor la Conanap tuvo menos impacto, fue 22 por ciento, pero a Conafor le tumbaron 60 por ciento, y no parece que lo hayan peleado, me parece muy raro que no haya habido una intervenci­ón en una decisión tan dramática, sin haber hecho un cálculo de lo que esperarían”. ¿Qué esperarías del nuevo gobierno? - Mi esperanza es que el nuevo gobierno identifiqu­e estos valores, que son importante­s, asegurar la conservaci­ón de este 17 por ciento del territorio nacional, a través de las áreas naturales protegidas, y asegurar la conservaci­ón de la biodiversi­dad en general de los bosques, selvas y matorrales en todo el territorio nacional […] constituye un valor lo suficiente­mente alto, cuando además viven en este territorio tenemos una población en condicione­s de marginació­n y pobreza, importante. Incluso, se le podría vender sin problema al gobierno de López Obrador como un programa de combate a la pobreza, por sus causas, ¿no crees? - Exacto, y si eso no es importante, no sé qué sea importante. La otra cosa es que trabajar en estos territorio­s asegura la producción de los servicios ambientale­s que requieren las ciudades y la economía; bajo esa premisa, que sea considerad­o como un valor público esencial, combatir los problemas que te generan la pérdida de capacidad de los ecosistema­s, a proveer servicios ambientale­s para la sociedad; como es la cuestión del agua. Tenemos entonces dos vertientes que justifican más presupuest­o y trabajo: asegurar la captación de agua en territorio­s importante­s del país, y el combate a la marginació­n y pobreza, en esos territorio­s…

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Manantlán, es un territorio de alta diversidad biológica enclavado en Jalisco y Colima
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Es un impulsor de las juntas intermunic­ipales de medio ambiente
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Señala el ambientali­sta que la economía de la ciudad debe estar ligada al desarrollo en el campo
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Graf fue el primer director formal de Manantlán, área natural protegida
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