Milenio Jalisco

Tras obtener el

Récord Guinness, miles de personas hicieron fila para tomarse la ‘selfie’ y recibir una porción del dulce de 8.2 toneladas

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Que les recuerda la infancia, su niñez, el premio en el bolo, los domingos… Con ideas como ésta muchas personas aguardaron pacientes su turno para poder tomarse la selfie y comer un pedazo del mazapán más grande del mundo. El De la Rosa, que con 8.2 toneladas obtuvo el pasado jueves el récord Guinness, para orgullo tapatío.

Desde este viernes, comenzó el reparto del popular dulce de cacahuate tostado, que deberá ser compartido por miles de tapatíos y visitantes de la ciudad hasta el domingo. No se vale desperdici­arlo o perderá el nombramien­to Guiness, pero no parece que pueda haber ese peligro: la hilera humana que a las diez de la mañana de ayer era de 500 personas, se multiplicó y rodeó por completo al Teatro Degollado, desde el punto donde doña Beatriz Hernández decidió la fundación de esta ciudad, hasta el extremo opuesto por la calle Hidalgo.

Adentro de la carpa donde se dispuso el mazapán en una plataforma donde todos lo podían ver cómo el personal, en uniformes impecablem­ente blancos, partía las porciones, el recorrido era fluido: los visitantes eran recibidos por una guía, que les daba una sucinta explicació­n sobre la historia del mazapán De la Rosa, y el proceso de elaboració­n del mismo; así como de la confección específica del gigantesco dulce.

Estela Rodríguez fue una de las primeras visitantes que ayer pudo tomar, emocionada, una porción del mazapán, que un grupo de jóvenes repartía al final del recorrido en la emblemátic­a cajita amarilla que suele verse en los supermerca­dos tanto como en puestos callejeros de dulces y en más de un crucero.

Estela dijo ser vecina de San Luis Potosí, y estar feliz con la coincidenc­ia de visitar la capital de Jalisco para ver de cerca al mazapán. Maestra jubilada hace una década, luego de treinta años de servicio, contó que si hay un dulce que ha tenido presente en su vida, es precisamen­te el mazapán.

“Me gusta mucho, me trae muchos recuerdos, siempre en los bolos de mis niños había un mazapán, y bueno yo también lo comí de chica”, aseguró.

Con una sonrisa en el rostro y cajita en mano, José Israel también dice que come mazapán “desde que estaba chiquito”. José Israel tiene doce años pero para este tapatío, la noción de chiquito era tan lejana como para la misma maestra jubilada. O para Prudencio, quien tiene 69 y es oriundo de Colima. El narró que en su infancia “el domingo era día de comprarse un mazapán”. No recuerda cuánto costaba, sólo que era barato. Y que comerlo hoy es como volver a esa época.

El mazapán de cacahuate, con el que la empresa Dulces de la Rosa rompió el récord pesa ocho mil 296.1 kilogramos y tiene una circunfere­ncia de tres metros. Se estima repartir unas 140 mil porciones en tres días, o antes si la gusguería de los tapatíos los mantiene en la hilera.

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