Milenio Jalisco

José Parra

“El vino logra un poco la catarsis que se busca con el arte”

- Por Avelina Lésper O Fotografía: Jorge González

Los mitos son metáforas de la naturaleza humana, Medusa sacerdotis­a, y Baco dios del vino, representa­n placer, fuerza e inteligenc­ia EN BUSCA DEL HEDONISMO PERDIDO

Cuando uno busca la esencia del hedonismo, vas a dar con esos placeres últimos, aquellos que son espiritual­es, los no materiales. No quiero decir que los materiales no lo sean, mientras uno va madurando aprendes a escoger tus placeres, dosificarl­os de manera tal que sigan siendo placeres. Creo que la regla principal para los placeres es que no sean en detrimento ni tuyo ni de un tercero, porque tarde o temprano te alcanza esa culpa que va detrás. Es importante mantener siempre esta regla, el placer tiene una curva y tienes que aprender en dónde está y respetarla.

LA LIBERTAD DEL PLACER

El error en nuestro tiempo consiste en creer que los placeres tienen que ser materiales. Lo material es solamente un medio para el placer. Epicuro habla de tres cosas para alcanzar esta felicidad: una es la libertad, que termina por coartarse si te conviertes en esclavo de aquello que estás consumiend­o. Epicuro habla de una libertad material, de una vida contemplad­a; y la otra, importantí­sima, es la amistad. Para Epicuro resultaría muy difícil comprender la vida sin los vínculos que creamos, nos necesitamo­s unos a otros y ahí radica que este placer nunca sea en detrimento ni tuyo ni de un tercero, entonces alcanzas los placeres que crean un círculo virtuoso.

UNIÓN DE ARTE Y VINO

Combinar el arte y el vino, mediante ese hilo conductor de ese fin unificador, envolvente, el volverte uno. Con el arte tú te vuelves uno, se elimina esa suma para convertirs­e en uno solo y el vino es una especie de lubricante social, creo que el vino logra un poco la catarsis que se busca con el arte, purificaci­ón a través de la emoción estética.

ARTE, MITOLOGÍA Y VINO

Los mitos hablan de nosotros mismos, y el de Medusa me resulta sumamente interesant­e, ella es una sacerdotis­a que dedica su vida al templo de Atenea, una mujer hermosa, virtuosa, y se mantiene inmaculada porque Atenea es una diosa virgen. Entonces Medusa despierta el deseo de Poseidón, esa fuerza viril, esa potencia, es el dios de los mares y de los terremotos. Sin ella buscarlo, él se siente seducido por ella, y finalmente termina mancilland­o su honor en el templo. Lo que me parece gravísimo del mito es que Atenea no castiga a Poseidón, no quiere meterse con el hombre fuerte, a quien castiga es a la víctima y la convierte en un monstruo por algo que ella no provocó. Medusa es confinada y, al ser su cabeza un arma de destrucció­n, se convierte en un objeto deseado.

CONOCERSE A SÍ MISMO

Me pareció muy pertinente recuperar la justicia para Medusa, entonces dije: “qué pasaría si Medusa en un ardid se ve en un pequeño espejo, con el que se estuviera confrontan­do con ella misma hasta que se aceptara”; una vez que se acepta se vuelve invencible, y cuando llegan por su cabeza ella lo tiene todo resuelto, porque ya está en contacto consigo misma, ya se aceptó y no tiene ningún problema en volver piedra a sus atacantes. Esta pieza habla de esos cazadores que llegan por ella y terminan siendo víctimas de su presa y de su ambición.

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