Milenio Jalisco

El Presidente y el cura

Según Solalinde, se fraguaba una gran revuelta violenta en México si el candidato Liópez no ganaba la elección: “Todos pensábamos que iba a ser el detonante de un estallido social”

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R epantigado en el mullido sillón del amplísimo estudio, Gil se enteró leyendo su periódico El País de que el cura y defensor de los derechos humanos Alejandro Solalinde le habla al oído al futuro, y presente, presidente Liópez. En una entrevista de Jacobo García con el cura, Solalinde se deschonga y deschinga, ups: “Soy misionero y me gusta seguir siendo libre. Tengo una presencia importante en el gobierno de L(i)ópez Obrador que no he buscado, pero se ha dado de forma natural y por la que no percibo un centavo. Pienso que en el gobierno pierdo libertad de hacerlo. Es también una forma de que L(i)ópez Obrador y la jerarquía católica puedan relacionar­se libremente sin que yo sea un obstáculo”.

Gilga no recuerda una declaració­n de este tamaño ni siquiera en el sexenio de Fox y Martita, mochos de mucha y macha. El cura confiesa que es muy influyente en el entre comillas gobierno del presidente Liópez. ¡El consejero áulico del futuro presidente de México es un sacerdote! Oh, no. Dice Jacobo García: “El nuevo poder en la sombra se ejerce desde un convento en la colonia San Rafael de la capital mexicana”.

Según Solalinde, se fraguaba una gran revuelta violenta en México si el candidato

Liópez no ganaba la elección: “Todos pensábamos que iba a ser el detonante de un estallido social (…) pero por sorpresa no fue así. Porque estábamos en el límite. Mi percepción es que había muchas cosas preparadas para un enfrentami­ento armado. Nunca lo había dicho, pero se estaba preparando algo serio, pero oh, sorpresa, el pueblo se volcó a las urnas para decir ‘quiero un cambio’ y L(i) ópez Obrador va a ser un pastor que va a dar la vida por sus ovejas”.

La misa

Gil se frotó los ojos una y otra vez. ¿Esto es un templo o un país con sus institucio­nes? ¿Una democracia, con todos los defectos que usted quiera y mande, o una misa católica? ¿De verdad, sacerdote Solalinde, un pastor y unas ovejas? Según la interpreta­ción del cura, no hay ciudadanos, sino ovejas, y no hay un presidente elegido sino un pastor. En un país más serio, con unos ganadores más serios, Morena habría corregido ya a Solalinde. En fon. ¿Alguien dijo laicismo? Oigan esto: “vivir en una sociedad laica significa que a nadie se le puede impedir practicar una religión. Las jerarquías eclesiásti­cas —ninguna, nunca— no tienen derecho a convertirs­e en una especie de tribunal de última instancia que decida qué es moral e inmoral en la sociedad”. Así lo puso Savater y así lo pone Gilga mientras lee a este sacerdote que dice esto: “No le puedo decir a quiénes, pero esta semana pasada llamé a tres secretario­s a las siete de la mañana. A dos para que rectificar­an y a otro para que matizara”. ¿De verdad? No manchen. El cura dice ¿qué sí y qué no? Por cierto, los secretario­s todavía no son secretario­s, pero nada le hace. Comuníquem­e con el futuro secretario Sutano, o Sutana: Oye, te pasaste de la raya, cállate ya, o voy a tomar cartas en el asunto. Un cura, asesor y consejero del futuro presidente, lo que le faltaba a Gilga. ¿Nada que decir al respecto? ¿Se volvió loco Solalinde?

Gabinete amigo

Gil lo leyó en su periódico Reforma. Una diputada y un ingeniero agrónomo, muy amigo de L(i)ópez, se encargarán de la recuperaci­ón del petróleo en el próximo gobierno. Ellos son Rocío Nahle como secretaria de Energía y Octavio Romero Oropeza como director general de Pemex. Nahle, dice la nota de su periódico

Reforma, es ingeniera con una especialid­ad en petroquími­ca; Romero Oropeza, oficial mayor durante el gobierno del presidente

Liópez en Ciudad de México. Gamés supone que este hombre sabe manejar dinero, pero desde luego no sumas y restas energética­s. En fon.

¿Qué ocurrirá hoy en las escaleras? Nadie lo sabe, solo el presidente electo virtual, y no tan virtual, podría saberlo. Gilga se imagina a cientos de personajes: me invitaron a pasar diez minutos en las escaleras, estoy muy emocionado. En fon. Para terminar y no hacerle al loco: ¿un sacerdote aconseja al futuro presidente? Oh, no.

Todo es muy raro, caracho, como diría Kant: Solo hay una religión verdadera, pero puede haber muchas especies de fe. Gil s’en va

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ESPECIAL El presidente electo y el padre Solalinde.

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