ADIÓS A DON GABO
A los 88 años de edad falleció el ex alcalde Gabriel Covarrubias
Había sido reconocido en el año 2016 por su destacada labor en el servicio público
Alos 88 años de edad falleció ayer el ex alcalde tapatío, Gabriel Covarrubias Ibarra. Quien fue presidente municipal de Guadalajara de 1989 a 1992 tuvo un papel relevante en diversos encargos a lo largo de su vida, entre otros, como presidente del Patronato de Reconstrucción y atención a los afectados por las explosiones del 22 de abril de 1992 en el Sector Reforma de la capital de Jalisco.
En su desempeño como alcalde, Covarrubias Ibarra cobró notoriedad nacional por tres acciones: realizar su propio conteo de habitantes en Guadalajara tras estar en desacuerdo con las cifras del Censo del INEGI, y con los cuales se asignaban participaciones federales a la capital el estado.
También promovió la interposición de un recurso legal en contra de las tarifas de la Comisión Federal de Electricidad por el suministro para el alumbrado público y, la tercera medida polémica, fue el no otorgar autorización para que se realizara en Guadalajara una marcha por el orgullo gay.
El político y administrador nació el 3 de julio de 1930 en Guadalajara, cursó la carrera de contador público y desarrolló una carrera en el sector de la construcción y bienes raíces.
En el servicio público, Covarrubias Ibarra se caracterizó por realizar gestiones austeras en los diversos cargos que ocupó, entre otros, la titularidad de la entonces Tesorería estatal en la administración del entonces gobernador Enrique Álvarez del Castillo (1983-1988); también fue senador de la República y destacado militante del PRI.
En 2016, el Ayuntamiento de Guadalajara le entregó un reconocimiento en Palacio Municipal. Allí se le reconoció porque en su gestión se construyó el estaciona- miento subterráneo de la plaza del Expiatorio, cinco mercados municipales y dejó la administración municipal sin deuda a su sucesor, Enrique Dau Flores.
Antes y durante su gestión como alcalde, Covarrubias Ibarra se caracterizó por su cercanía con la población; era común verlo caminando y comprando por el Centro tapatío sin ningún tipo de escoltas o seguridad, a la vez que atendía peticiones que le hacían -a la pasada- vecinos y comerciantes a quienes muchos llamaban Don Gabo.
A 22 días de haber dejado el cargo como alcalde, se suscitaron las explosiones de abril de 1992, por lo que, considerándose sus dotes de buen administrador y su buena fama, se le encomendó la presidencia del Patronato de Reconstrucción y atención a los damnificados. Su nombre fue el que más sonaba como posible candidato del PRI a la gubernatura rumbo a las elecciones de 1995, y aunque él nunca se consideró para el cargo, fue propuesto pero para el Senado en 1997.