El español que se convirtió en un héroe en Durango
Después de que creía que ya podía salir del avión en llamas, José Manuel Pulgar volteó una vez más hacia atrás y vio a un joven intentando sacar a alguien de la cabina. Era el piloto Carlos Galván. “Me metí a la mitad de la cabina y pude jalar las piernas del piloto; primero una, luego de la otra, porque estaba muy atorado”, relató.
Es español, asturiano, y trabaja en una mina. Fue a Durango a la boda de un cuñado y el 1 de agosto regresaría a España. Pero el accidente del avión de Aeroméxico, del vuelo AM2431, lo convirtió prácticamente en un héroe.
El jaloneo de la aeronave se dio a minutos de despegar, pero en los movimientos, los pasajeros sintieron cómo el piloto quiso remediar la posición del avión.
“El primer intento fue bueno. Pensamos ‘está aterrizando’. Pero debió rebotar o volvió a coger vuelo y el segundo impacto fue bestial. El tercero ya fue cuando perdería las ruedas; ya era un caos. Te movías por todos sitios”, recordó.
Tras eso, vino la apertura de la puerta de emergencia y el grito de las azafatas “¡salgan del avión, salgan del avión!” A punto de salir, escuchó un llamado de auxilio. Era una señora “bastante mayor, estaba colgada del cinturón”. Logró abrir la hebilla y la señora cayó encima de él. Como pudo, la sacó. Una vez más vio a alguien pidiendo ayuda. Era un hombre con su hijo como de 10 años que no podía liberar a su esposa y a su hijo pequeño. Los dos también quedaron colgando del cinturón. Pulgar hizo lo mismo. Ahí cuando se percató de que el piloto estaba atorado. Logró arrastrarlo hacia afuera junto con otro joven.
“Decía que no, que le dolía muchísimo, que por favor lo dejáramos. Lo que me preocupaba era incrementarle la lesión, que gracias a Dios, lo último que me dijeron, es que puede caminar”.