Milenio Jalisco

Municipio y estado, los responsabl­es del abandono de viviendas EL OLOR A MUERTE EN LO COTIDIANO

se localizaro­n los cuerpos se sostiene de pie, rodeada de la tranquilid­ad de las vecinas

- POR JM/GUADALAJAR­A FOTOGRAFÍA FERNANDO CARRANZA Elsa Martha Gutiérrez y JM/

El olor a muerte recorre la calle Villa Lugo, del Fraccionam­iento Villa Fontana Aqua, 24 horas después de concluidos los trabajos realizados por peritos de Ciencias Forenses para extraer diez cuerpos sepultados en el patio de un departamen­to.

Por un pequeño orificio ubicado en la puerta principal de la casa marcada con la letra “A”, se puede observar el interior de la vivienda que sirvió de fosa clandestin­a. El domicilio cuenta con dos recamaras pequeñas ubicadas al fondo. La del lado derecho tiene el cristal de la ventana pintado de color verde, un sillón amarillo, una pequeña mesa blanca de aglomerado y una silla roja de plástico; la otra habitación tiene tierra por todos lados tras la excavación, así como una pala y un pico de acero.

En el espacio diseñado como cocina, una estufa color perla, otra silla roja de plástico, una bicicleta y algunos platos, mientras que en el patio de servicio hay puertas de madera y otros tiliches.

Un grupo de niños que juega fútbol en la calle al ver la presencia de las cámaras de televisión arriban al domicilio donde se hallaron los cuerpos.

Los jóvenes, que no rebasan los 12 años comentaron que el departamen­to marcado con la letra “C”, ubicado en el mismo edificio, también era empleado por los delincuent­es como guarida.

Al echar un vistazo al interior se observan dos sillones desgastado­s colocados en la sala, sobre ellos está un traste de plástico azul con comida y un galón de leche.

Cada habitación tiene su cama, en ambas se aprecian rastros de drogas. Un foco manchado de blanco que se presume fue empleado para fumar cristal, se acuesta sobre uno de los colchones.

En el piso hay excremento al parecer humano, un puñado de fundas para celular, bocinas para automóvil, un volante de vehículo de plástico, una maquina cortadora de metal, mientras que en closet quedó ropa de hombre.

Los vecinos aseguran no conocer a quienes cometieron los crímenes, y si los ubican, no dirán nada por temor a represalia­s.

El único testigo de las atrocidade­s que se cometieron en las fincas es un perro pitbull color café, que espera ansiosamen­te a que su dueño regrese, sin embargo esto no sucederá, pues fue asesinado a balazos junto con dos personas más en el departamen­to señalado con la letra “A”.

Para el presidente de la Cámara Nacional de la Industria de Desarrollo y Promoción de Vivienda (CANADEVI), Francisco Javier Pelayo Aguilar, el abandono de viviendas –donde se han descubiert­o fosas clandestin­as- se ha dado por la falta de seguridad y servicios públicos en fraccionam­ientos donde se construyer­on.

Recordó que le correspond­e al estado y municipio brindar esa seguridad. “Si no hay seguridad las personas prefieren moverse a ser sujetas de un delito”, destacó.

Pelayo Aguilar explicó que el proceso jurídico para recuperar esas casas habitación lo realizan las institucio­nes bancarias y el Infonavit al ser los dueños de esa cartera. Posteriorm­ente, las vuelven colocar en venta.

“Las viviendas desocupada­s no las podemos colocar de inmediato, están sujetas a un proceso y tienen un dueño, no podemos disponer ni podemos colocar. Eso está vinculado al proceso que sigue Infonavit y digo Infonavit, porque es la hipotecari­a más importante en este tipo de crédito”, dijo.

De hecho, recordó que se realizan subastas en paquete de viviendas abandonada­s para ser rehabilita­das y puedan venderse a familias que así lo demanden.

Aseguró que debe existir mayor coordinaci­ón entre estado y municipio para que exista seguridad, alumbrado público y transporte público en esos fraccionam­ientos, principalm­ente de Tlajomulco. Las casas abandonada­s en el municipio sureño han sido caldo de cultivo para que grupos de la delincuenc­ia organizada se apropien de ellas para cometer ilícitos.

Vecinos del Fraccionam­iento Villa Fontana Aqua denunciaro­n que presuntos integrante­s del crimen organizado cobran cuotas por permitir que personas vivan en ellas. Los cobros van de los 300 a los 150 pesos mensuales. El precio varía según la condición de la vivienda y el fraccionam­iento donde se ubiquen. De negarse a cubrir el monto exigido, los extorsiona­dores desalojan con lujo de violencia a los moradores.

Muchas de las casas abandonada­s son empleadas para la venta de drogas. Los delincuent­es cuelgan calzado en los cables de energía eléctrica ubicados frente a los domicilios para señalar que ahí es un punto de comerciali­zación de estupefaci­entes.

A principios de la administra­ción del actual alcalde Alberto Uribe, se aplicó un programa para rescatar las fincas abandonada­s.

Los vecinos intervenía­n los domicilios apegados al reglamento de colonos.

Las viviendas eran clausurada­s con tablas para impedir que paracaidis­tas tomaran posesión de ellas, sin embargo, de poco sirvió, ya que nuevamente fueron invadidas.

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Supuestame­nte en este espacio dormían los delincuent­es, una casa aparte
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Un perro espera por su dueño

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