Conciencia cívica
Una de muchas evidencias de falta conciencia cívica del mexicano/a se manifiesta en los baños públicos. No respetar el orden y la limpieza en baños de establecimientos privados, públicos y de espectáculos, es falta de educación. Esta calamidad tiene su origen en las familias que no han sabido educar a su prole. La educación empieza en casa. Los destinatarios son los niños.
En la oficina donde trabajo se pone especial empeño en conservar los baños en óptimas condiciones de limpieza. Personas ajenas que solicitan hacer uso de ellos cuando nos visitan, demuestran su bajo nivel cívico cuando no respetan el orden y la limpieza del lugar.
Se asume equivocadamente que ese asunto solo sucede en los baños de hombres debido a que a algunos no les importa hacerse “fuera de la bacinica”, pero no; un empresario que conozco tuvo que poner en los baños de su negocio asignados a las féminas, un letrero que les pedía no arrojar las toallas sanitarias en los inodoros porque se tapan.
Estos “ejemplos” narran dos de muchos malos hábitos nuestros. Arrojar basura en la vía pública es otro. Tirar colillas al suelo es uno más. Invadir el paso peatonal en calles y avenidas lo practican con máximo desparpajo choferes, transportistas y motociclistas. Ni qué decir de los automovilistas inconscientes que circulan en sentido contrario, se pasan los altos, bloquean cocheras o se estacionan en la banqueta.
Este breve comentario expone solo algunos de muchos malos hábitos que tenemos muy arraigados. Mientras no los erradiquemos, México seguirá siendo un país de bajísimo nivel cívico. En ti está el cambio.
Colofón
Si no mejoramos nuestro comportamiento cívico no podemos pedirles a los demás que lo mejoren. Si somos corruptos no podemos exigir a otros que no lo sean. Si continuamos arrojando basura en la vía pública y se tapan las alcantarillas, no nos sorprenda que se inunden nuestras calles. Los mexicanos, todos, tenemos un compromiso ciudadano con nuestra nación. Cumplámoslo.
El 1 de diciembre AMLO tomará posesión como presidente de México. Organizar nuestro país y darle un nuevo rumo hacia la anhelada prosperidad y honestidad es trabajo de todos los nacidos en esta tierra. Está en cada uno de nosotros eliminar nuestros malos hábitos cívicos. Comprométete. Erradicarlos. Si quieres que México mejore empieza por ti mismo. Ahora es cuando. ¿Qué esperas?