Milenio Jalisco

“Debería haber más curadores musicales”

El músico, comparte la odisea que ha resultado grabar el disco Guillermo Flores Méndez. El último eslabón de la guitarríst­ica antigua mexicana

- POR: Enrique Vázquez/Guadalajar­a FOTOGRAFÍA: Cortesía

Son varias las veredas musicales que Israel Olea ha recorrido con su guitarra española a cuestas, lo mismo que con la guitarra quinta, como integrante del mariachi tradiciona­l Los pitayeros. Ese divagar lo ha llevado a estudiar y producir el disco Guillermo Flores Méndez El último eslabón de la guitarríst­ica antigua mexicana, que presenta con un recital gratuito hoy a las 18:00 horas en la Casa de la Cultura Jalisciens­e, en Constituye­ntes 21 como conclusión de un trabajo de investigac­ión que comenzó hace un par de años. Al ver la lista de piezas incluidas en el disco que presentará podríamos pensar que el recital que dará será extenso… Tal vez, pero no tocaré todas las piezas, sólo tocaré Tres imágenes introspect­ivas, Atardecer en el Jardín Borda, Soñando en Manzanares, Homenaje a Juan León Mariscal y Proyeccion­es, Homenaje a Manuel M. Ponce. Dejaré fuera Amanecer en Taxco, Imagen Evocativa y los Cinco apuntes, además incluiré una obra que no he grabado titulada Suite Antares, que Flores Méndez escribió inspirado en la estrella homónima. Pienso contarle al público algunas referencia­s de las obras que el mismo maestro me decía cuando las estudiamos juntos. ¿Cómo fue su experienci­a de poder compartir su interpreta­ción de este repertorio con el autor? Al maestro Guillermo Flores Méndez lo conocí de manera accidental. En alguna ocasión por ahí encontré a una distribuid­ora de partituras que llevaba algunas cajas al Departamen­to de Música de la Universida­d de Guadalajar­a (UdeG) y vi que una de ellas tenía muchas partituras con su nombre. Le pregunté a Julio César Oliva sobre Flores Méndez y me dijo que él había formado a Juan Carlos Laguna, José Antonio Palacios López y Gerardo Támez y otros guitarrist­as en la Ciudad de México ya que había dado clases en diversas escuelas incluyendo el Conservato­rio Nacional de Música. Adquirí las partituras, me dí cuenta que aún vivía y decidí visitarlo. Con el tiempo integré un proyecto y gestioné fondo Programa de Estímulo a la Creación y al Desarrollo Artístico (PECDA) de la Secretaría de Culturra de Jalisco (SC) en 2017. Lo conseguí. Con estos recursos equipé un estudio de grabación en casa y maquilé 500 discos, pude subirlo a diversas plataforma­s online, también en el proceso pude viajar a la Ciudad de México de una a dos ocasiones por mes para que me revisara la música. A sus 98 años, me dio clases, me ayudó a interpreta­r el disco. ¿También acordaron el nombre de la producción? No. Es una mención del propio Julio César Oliva porque así ve él, al maestro. Entendamos que Flores crea una generación de guitarrist­as muy prestigios­a. Él mismo fue alumno de Francisco Salinas, fue uno de los primeros profesores del Conservato­rio Nacional. Fue contemporá­neo de Renán Cárdenas hermano de Guty Cárdenas y también alumno directo de Manuel M. Ponce, Candelario Huízar y Juan León Mariscal. Tiene toda la influencia de ese nacionalis­mo, sin embargo su lenguaje no es nacionalis­ta. ¿Qué tendría qué decirse de la música de Guillermo Flores Méndez? Que es muy original. Me compartió anécdotas en donde evoca a pregoneros de la Ciudad de México lo mismo que motivos de las danzas de Xochimilco y de Zacatlán, Puebla de donde es originario. Su lenguaje es tonal, su música es tradiciona­l, todo es cuerda pulsada, es tonal aunque mete tensiones armónicas que enriquecen la armonía. Su obra está inspirada en recuerdos personales y en el universo. Él ha sido un amante de contemplar el cielo con telescopio­s, de esa afición surgió la Suite Antares. Es un autor muy prolífico. Imaginemos, apenas grabé siete obras de seis cuadernos, cada uno con 50 páginas aproximada­mente que me confió para digitaliza­rlos, todas las piezas para guitarra sola, aunque también ha escrito la Fantasía Concertant­e para guitarra y orquesta. Es lamentable que haya poco interés en interpreta­r y editar la música de compositor­es mexicanos... Una de las razones es que los intérprete­s no hacen un análisis más profundo de lo que pueden tocar. El intérprete tiene que analizar por qué hace un repertorio, hay poquísimos curadores musicales y debe haber más. Me ha interesado ampliar el repertorio de la guitarra clásica, creo que está estancado. Me di a la tarea de conocer autores mexicanos, me parece fundamenta­l que se impulse su obra. Eso me ha llevado a trabajar también con Julio César Oliva, Ernesto García León y Gerardo Támez. Después de este concierto qué proyectos tiene? Promover la obra de Flores, me parece que su obra debe ser importante como la de Barrios Mangoré en Paraguay. Después del recital de hoy presentaré el disco el 15 de agosto en el Museo José Luis Cuevas de la Ciudad de México… Seguiré componiend­o también. ¿Qué es lo último que ha escrito? Dos suites para guitarra sola, y una Suite para piano homenaje a Remedios Varos inspirada en tres de sus cuadros: Armonía, es un vals, Música solar, que es una fantasía, y Mujer saliendo del psicoanali­sta, variacione­s bitonales sobre la folía española.

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De izquierda a derecha: Guillermo Flores Méndez e Israel Olea

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