“Se desperdició el conocimiento”: Curiel Ballesteros
“El gobierno del estado no utilizó los datos de un proyecto financiado desde 2010”, dijo
El proyecto que derivó en el libro El clima cambiante. Conocimientos para la adaptación en Jalisco (2015), fruto de cinco años de trabajo entre científicos contratados por el gobierno de Jalisco, vía Coecytjal (Consejo Estatal de Ciencia y Tecnología) y con aporte federal del Conacyt (Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología), fue útil para establecer la ley estatal en la materia, pero el propio gobierno decidió ignorarlo para el programa publicado hace tres semanas, e incluso, para los ordenamientos ecológicos recientemente realizados en Los Altos de Jalisco, advierte el coordinador del proyecto, Arturo Curiel Ballesteros.
- En el tema de la adaptación, que ustedes plantean, ¿no podemos decir que ha sido prioridad y que ha aterrizado en proyectos o políticas de gobierno a partir de ese año?
- No. Cuando lo presentamos en Casa Jalisco, el secretario de agricultura estatal [Héctor Padilla], aseguró que los fenómenos que estábamos presentando eran fenómenos naturales, que no había que preocuparse, eso yo lo escuché; esa reunión fue convocada por el gobernador, y los secretarios reaccionaron ante el estudio de forma más prudente, pero el titular de la Seder trató de justificar que no era cierto lo del cambio climático, sino que eran cosas que habían venido pasando a través de los siglos […]. A partir de esa reunión, no hubo más.
- ¿Te parece aventurado interpretar ese viraje como un modo de legitimar el proyecto de El Zapotillo, toda vez que ustedes aportaban elementos que podrían desaconsejar ese trasvase de aguas?
- Yo no podría decir que fue por algún proyecto en específico; si buscáramos alguna explicación, o plantear una hipótesis, puedo decir que hubo otros intereses; intereses que no eran lo que buscábamos en 2010 cuando arrancamos el proyecto, que eran que la gente no enfrentara pérdidas y desgracias como se ha venido dando; y sin embargo se cambió a una política a niveles tan generales, que los problemas quedan muy difusos. Está muy claro que los mejores indicadores con los que acaba esta administración [de Aristóteles Sandoval] son los económicos, no los ecológicos y de salud pública.
- No se puede dejar de lado los casi 100 millones de pesos invertidos para que la Unops [Oficina de Naciones Unidas de Servicios para Proyectos] legitimara la presa.
- Sí, si comparas el recurso que se dio a eso y no los de adaptación ante el cambio climático, está muy claro que estimaron que no era conveniente que se trabajara en ese enfoque; al final lo que prosperó fue el enfoque de desarrollo económico, encima de los riesgos en la salud y en los ecosistemas.
El trabajo de adaptación, añade, fue complejo. “Hicimos talleres en la parte de documento y diagnóstico, de las acciones a implementar, con ganaderos, y ellos identificaron cuáles eran las acciones que pudieran ser las más convenientes”. Hubo foros con los veterinarios y se llegó al diseño de propuestas para paliar el calor.
Todo “se enfrío”, apunta el investigador y ya no se dio seguimiento como políticas públicas. Un ejemplo son los ordenamientos ecológicos recientes en la zona, que no utilizaron la base de conocimientos del proyecto y prefirieron acudir a los datos “cuestionables” de la Comisión Nacional del Agua (Conagua).