Fuego amigo y lo que sigue
Repantigado en el mullido sillón del amplísimo estudio, Gil revisaba la línea del tiempo de su Twitter, y así llegó a una noticia bomba en su revista Proceso: “Cárdenas critica ‘señales contradictorias’ y ‘excesos centralistas’ en anuncios de AMLO”
Era el día del maratón. 40 mil mexicanos se propusieron correr 42 kilómetros en Ciudad de México. Muchos vecinos solidarios salieron a la calle a apoyar a los corredores. Gil leía y escuchaba el verbo: incentivar (gran cosa): ¡vamos, ánimo!, pronto llegarán en calidad de cadáveres a la meta, pero nada le hace. Sigan, perfeccionen la destrucción de sus cuerpos.
Gamés necesita que se le incentive los lunes: ¡vamos, ánimo, no te desesperes, Gilga! Gil asomó la nariz a un tramo de la carrera y vio mucho gordo y mucha gorda. Oigan: les va a dar un infarto. Primero hagan la dieta de la Luna y luego corran. Más gritos: ¡les falta poco, no desfallezcan, arriba corazones! Gamés quiere que se le incentive con estos gritos el viernes, día en que termina la semana como estopa sucia.
Los kenianos, como siempre, ganaron; los gordos aventaron el bofe; el resto corrió la distancia en 4 horas 30. No se lo tomen a mal a Gamés, pero qué feo maratón. Gilga se queda con el verbo incentivar: ¿alguien a quien se le incentive? Ya, no empecemos, en lunes.
Cárdenas critica
Por cierto, el Presidente electo requiere de incentivación. Repantigado en el mullido sillón del amplísimo estudio, Gil revisaba la línea del tiempo de su Twitter. Así llegó a una noticia bomba en su revista Proceso: “Cárdenas critica ‘señales contradictorias’ y ‘excesos centralistas’ en anuncios de AMLO”. La nota de la redacción dice así: “en un ácido documento titulado ‘El nuevo gobierno y lo que sigue’, Cuauhtémoc Cárdenas considera que la Cuarta Transformación anunciada en campaña por el ahora presidente electo Andrés Manuel L(i)ópez Obrador inicia con señales contradictorias. Alerta sobre ‘excesos centralistas’ con la creación de delegaciones federales únicas y rechaza que a AMLO y Morena se les pueda caracterizar como representantes de la ‘izquierda mexicana’”.
Este fuego amigo llamó poderosamente la atención de Gil (se sabe: la atención debe ser llamada poderosamente), una cubetada de agua fría en las escaleras de la casa de la calle de Chihuahua. El documento firmado por Cárdenas y Carlos Lavore y Víctor García Zapata es largo como una culebra del Amazonas, pero no por eso menos interesante: “No parece posible que se inicie un proceso de desmontaje de la hegemonía neoliberal”, sino más bien de “una etapa de adecuación del modelo”. Lo nunca visto: Cárdenas a la izquierda del presidente electo Liópez. Gil no quisiera ponerse pesado, pero quizá al ingeniero y a sus acompañantes les gustaría que se dinamitaran los edificios que representan al neoliberalismo, antes de una adecuación (gran palabra).
¿Y esos escombros? Nada, olvídalos, ahí estuvo la Bolsa Mexicana de Valores. ¿Y aquella montaña de piedra? Nada, olvídala, se llamaba Secretaría de Hacienda. Y así con todo lo que huela a neoliberalismo. Dios sabe que Gil y el presidente electo Liópez son como el agua y el aceite, pero mucho se teme que al ingeniero Cárdenas le han tomado el pelo. El texto es lento como un oso enfermo, antiguo como Matusalén y más prejuicioso que una señora gorda de las Lomas. Liópez y su equipo deberían responder con seriedad y rigor. También puede derrotarse a un adversario en un debate duro y directo, no solo descalificándolo. Gilga lee el documento de Cárdenas y quizá pueda entresacar algo de esas páginas. ¿Qué le
pachó al ingeniero? ¿Era el momento de publicar este documento? No se pierda mañana Uno hasta el fondo en la página de “Al Cierre”.
Lippmann
El Presidente electo, por cierto, ha dicho que el neoliberalismo fracasó. Probablemente no le falta razón, lo que le faltan son los argumentos. Gil tiene en sus manos un libro que aún huele a tinta fresca: Así empezó todo. Orígenes del neoliberalismo (Cal y Arena, 2018). Las actas del Coloquio Lippmann, un documento extraordinario, único, esclarecedor sobre el origen el neoliberalismo en el mundo. El prólogo y la traducción de Fernando Escalante Gonzalbo lo vuelven un libro todavía más imprescindible. La presentación corre a cargo de Ricardo Becerra. Dice Escalante Gonzalbo esto en el prólogo del libro: “Es raro que se pueda fechar con tanta exactitud el nacimiento de un movimiento intelectual, pero en este caso es así. El neoliberalismo nació entre le 26 y el 30 de agosto de 1938, en París, en el Coloquio Lippmann. En estas páginas se cuenta esa historia”. Gil dice así: continuará…
Todo es muy raro, caracho, como diría Margarito, o quien le lleva su cuenta de Twitter: Enbeses ya meda miedo.