Reflexionan sobre obra de Del Paso
on la exposición titulada “Nahui Ollin -La Mirada infinita-“, el Museo Nacional de Arte nos revela a una artista que exploró la literatura, la pintura, la música , la caricatura y el performance con sus sentidos y su inteligencia; Maria del Carmen Mondragón Valseca (1893-1978). hija del general Mondragón, inventor de cañones y metrallas, recibió sus primeros años de educación en Paris; en san Sebastián, España tuvo su primer contacto con la enseñanza del arte, de esta época datan dibujos trabajados de forma realista y caricaturas de trazo claro que sintetizan el carácter del sujeto caricaturizado sea por gesto o actitud corporal, a su regreso a México siguió pintando y en 1921 participó en la exposición del Centenario de consumación de la independencia realizada en la academia de San Carlos, en donde presento cuatro dibujos caricatura, ese mismo año conoce al Dr. Atl, quien la bautiza con el nombre de Nahui Ollin, el cuarto movimiento del sol renovador de las fuerzas cósmicas. En 1922 publicó su primer libro de poemas Óptica cerebral, poemas dinámicos, en donde ya deja ver su interés por la ciencia como utopía moderna. Le interesaron los fenómenos de la física y la creciente electrificación de las ciudades, como los estridentistas se interesó por los avances tecnológicos como paradigmas de modernidad.
Su pintura está sustentada en un dibujo realizado con naturalidad, líneas que caracterizan, sombras que definen; un medio centenar de dibujos caricaturas de personajes de San Sebastián, España, dan cuenta de este riguroso entrenamiento entre 1915 y 1916, en las escasas pinturas realizadas en este periodo está presente la influencia de Henri Rousseau, como se aprecia en “La plática”, un estilo que refinará y se muestra pleno al mediar su carrera cuando se pinta feliz con sus amantes, sea en “El abrazo”, “Nahui y Adolfo” o “autorretrato” realizados entre 1927 y 1028; con un cromatismo audaz su bien trazada línea convierte la escena en un poema visual, se percibe el ritmo y la armonía y sensual atmosfera.
Como modelo de fotógrafos y artistas no fue un maniquí, interactuó y realizó propuestas que ahora se denominan “performace”, actuaciones, puestas en escena; de los desnudos publicados en la Revista “Ovaciones” que destacaban su perfecta anatomía a su caracterización de monja del virreinato en Tepotzotlán, hay una artista que se transforma y juega con su cuerpo y el entorno, para completar la creación artística. En 1928 viajó a Hollywood para conocer el proceso del cine y al enterarse que todo el proceso creativo recaía en el director y ella solo sería un modelo manipulable, desistió de incursionar en el séptimo arte.
La pintura fue su principal centro de experimentación, en busca de su esencia más natural, trabaja sus colores delineando campos y dando sensaciones dentro del trazo natural y autentico de quien se acerca a la naturaleza y la vida cotidiana con todos los sentidos, la simpleza de la escena contrasta con la composición cromática plena de los colores suplementarios los que surgen de diversas combinaciones que hace la artista y se aprecia en sus escenas de circo y el “Circo Orrin” enmarcado en misterioso paisaje.
Nahui Ollin pertenece con justicia al grupo de artistas mexicanas que cambiaron las formas de ver y hacer el arte desde su condición femenina entre 1920 -1940, un grupo de mujeres fuera de época precursoras como Frida Kahlo, María Izquierdo, tina Modotti, artistas que cambiaron formas y procesos tradicionales para dar paso al arte de Vanguardia. Más que mujer de escándalo la exposición la reivindica como artista cabal de pensamiento, intuición, y obra comprometida con sus cinco sentidos con la búsqueda del arte.
El autor explicó que Palinuro de México “es una autobiografía en varios tiempos”
Yo no soy Palinuro, es lo que quise ser, lo que pude llegar a ser”, expresó el escritor Fernando del Paso sobre su novela en la inauguración del coloquio Palinuro de México, a 50 años del 68. Reflexiones de la obra de Fernando del Paso.
“Yo no soy Palinuro, el libro es una autobiografía de mentiras, de mentiras con algunos cuentos. Es lo que yo fui, lo que quise ser, lo que los demás querían que fuera y lo que pude ser también. Es una autobiografía en varios tiempos, positivos y negativos”, explicó Del Paso.
El objetivo del coloquio es difundir la obra de este escritor y fomentar entre los estudiantes de la Universidad de Guadalajara el espíritu humanista y el pensamiento crítico, la lectura y la escritura, señaló la maestra Carmen Villoro, Directora de la Cátedra de Arte, Poética y Literatura “Fernando del Paso”, coorganizadora de esta serie de actividades junto con el Programa Universitario de Fomento a la Lectura “Letras para Volar” y el Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades.
Del Paso se dijo contento de reflexionar sobre esta obra a 50 años de su publicación; sobre la complicada situación política que se vivía en 1968 en México, misma que el escritor vivió a la distancia.
El coloquio, que termina hoy, incluye mesas transdisciplinarias y concluirá con una conferencia magistral de la escritora y periodista Elena Poniatowska. Palinuro de México es una obra guiada por lo dinámico de lo exhaustivo, así la describió el escritor Juan Villoro en conferencia.
Sobre Palinuro de México, explicó que esta novela consuma la máxima sentencia de Stendhal (pseudónimo del escritor Henri Beyle), quien concibió a la novela como “un espejo que se pasea a lo largo de un camino”.
“En Palinuro… tenemos una novela guiada por lo dinámico de lo exhaustivo”, consideró Villoro en su participación.