740 mdd para crear un corporativo en el que habrá 5 mil trabajadores
dijo que reduciría los costos en 25 mil mdd para 2022.
Cuando se le preguntó si Ford tiene el dinero o el tiempo de administración para abordar un proyecto de esta magnitud, Dave Dubensky, el presidente y director ejecutivo de Ford Land, que encabeza el proyecto de Corktown, dice que los 740 mdd, que incluyen el precio de compra, que no se dio a conocer, ya están en el presupuesto.
Dubensky dice: “Decidimos volver a hacer el campus de Dearborn (instalaciones envejecidas en la zona metropolitana de Detroit), y dentro de nuestro plan de gastos de capital reservamos dinero para acomodar eso”. Parte de este monto posteriormente se reasignó a la reconstrucción de Michigan Central. No habrá “gastos incrementales” para el proyecto de la estación, dice, aunque Ford está en proceso de negociación con la ciudad y el estado de Michigan por incentivos de 250 millones de dólares.
La reacción de los posibles empleados e inquilinos ha sido una “locura”, dice Dubensky, y agregó que Ford espera que el sitio de Corktown le ayude a competir por el tipo de empleados que se necesitan para el futuro de Ford. “Tenemos que atraer y retener un gran talento y no podemos hacerlo con el campus que tenemos en la actualidad”.
El proyecto de la estación no es el primer esfuerzo de Ford para cambiar la imagen de la Motor City. Henry Ford II, nieto del fundador, transformó el paisaje urbano en la década de 1970 con el Renaissance Center, un desarrollo futurista de múltiples rascacielos. General Motors compró el complejo en 1996 y en ese lugar tiene su sede.
Ahora Ford espera reinventar Corktown, junto con su propia empresa. Dubensky admite que en cualquier proyecto de este tipo hay “incógnitas” sobre el costo. “Estéticamente es un desastre, pero estructuralmente es seguro y decidimos que podría volver a su majestuosidad original”, dice. Muchos de los patrocinadores de la ciudad —por no mencionar a los inversionistas de Ford— esperan que tenga razón. “Esto es más que una historia de redención”, dice Dan Austin, un historiador de la ciudad. “Esta es una prueba para el mundo de lo que los Detroiters dicen desde hace años: esta vez, el regreso de Detroit es real”.