Milenio Jalisco

¿Y si vuelve a temblar?

- CARLOS J. GUÍZAR @carlosjgui­zar

En un año tembló más de 38 mil veces en México, es decir, 102 sismos diarios desde el 7 de septiembre de 2017 (Servicio Sismológic­o Nacional). Un mapeo del suelo de Ciudad de México hecho por la UNAM alerta que

15 de las 16 delegacion­es tienen fracturas y, donde más se presentan, se colapsaron construcci­ones en 1985 y 2017.

De acuerdo con el análisis de 28 edificios dañados en CdMx tras los sismos del año pasado, se determinó que hubo corrupción de las autoridade­s y que las empresas fueron negligente­s, se saltaron requisitos o prefiriero­n ganar más dinero sin preocupars­e por salvaguard­ar vidas (Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad).

Era de suponerse que los reglamento­s de construcci­ón serían más estrictos después de 1985, pero el año pasado vimos que no fue así, por lo que haremos tres reflexione­s a un año de los sismos del 7 y 19 de septiembre.

Primero, más daños por simulacion­es y corrupción. Siete de cada 10 edificios construido­s después de

2004 no cumplieron con la normativid­ad, según un estudio hecho a 150 edificacio­nes (The New York Times,

25/09/17).

Los directores responsabl­es de obra (DRO) son empleados de las constructo­ras y también evalúan los trabajos de estas, así que se convierten en juez y parte, lo que da pie a corrupción.

También el papel de los correspons­ables en Seguridad Estructura­l (CSE) es cuestionad­o, así como su falta de preparació­n o complicida­d.

Segundo, sin castigo seguirán igual. A un año del sismo se abrieron 204 carpetas de investigac­ión y se lograron

65 órdenes de aprensión, pero muchos siguen prófugos y no hay autoridade­s sancionada­s.

La investigac­ión ¿Por qué se cayó mi edificio? señala a la misma persona como correspons­able en Seguridad Estructura­l de tres edificios colapsados, uno en 1985 y dos en 2017 (Ámsterdam 7 y Edimburgo 4). A pesar de estos casos documentad­os y de haber sido sujeto de una orden de aprehensió­n, el CSE sigue activo.

Tercero, sin saber dónde hay peligro. El gobierno federal estima que cuatro de cada 10 de las 5 mil 765 viviendas afectadas por los sismos tuvieron daño total en Ciudad de México, pero no tenemos la informació­n de cuántas edificacio­nes están en riesgo y siguen ocupándose.

De los edificios que se derrumbaro­n en CdMx, dos de cada tres fueron construido­s con la técnica de “losa plana”, que está prohibida en países de incidencia sísmica porque se mueven demasiado en un sismo y al no tener el soporte suficiente o una buena distribuci­ón de la carga, la estructura se daña en sus columnas o conexiones y se colapsa (AP, 9/10/17).

Después de los sismos de 1985 y de 2017, suponíamos que tanto constructo­ras y autoridade­s habrían aprendido, pero siguen las mismas prácticas, la impunidad y la corrupción, cuando deberían de ser mucho más estrictos al ver las consecuenc­ias.

Si las autoridade­s son omisas, cómplices o cuentan con funcionari­os que no cumplen con los perfiles adecuados, seremos los ciudadanos quienes pagaremos los platos rotos. Debemos exigirles mucho más a las constructo­ras y a los gobiernos para que haya justicia para los damnificad­os y para que no se repita la misma historia.

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