¿Quieren ver la película del terremoto?
Escribo esto con cautela por dos motivos. Sé que este es un proyecto que tiene más de una década que se ha tratado de levantar. También sé que muchos de los involucrados, empezando por Kuno Becker, han dejado corazón y vida en ello. No es algo que quiera o pueda dejar de lado. Esta no es una reseña de la película. Es más bien una pregunta colectiva: ¿ustedes están listos para ver en la pantalla mucho de lo que nos destruyó, rompió y lastimó hace un año? Yo no.
Miren, originalmente El día de la unión tenía otra fecha de estreno. Una mucho antes que el segundo terremoto del
19 de septiembre del año pasado. Los que tenemos la edad suficiente para recordar lo que pasó en 1985, estábamos de por sí preguntándonos si queríamos recordar el peor momento de muchas de nuestras vidas. Si treinta años habían sido suficientes. Si estábamos listos para ver caer de nuevo al Hotel Regis. A ese olor que nunca olvidaremos en nuestras vidas. A la imposibilidad de comunicarnos entre nosotros. Y a los noticiarios en el resto del mundo diciendo que México había desaparecido por completo. A los números falsos, porque no había manera de cuantificar a los muertos. Y sí, por supuesto, a esa solidaridad instantánea que nos cambió para siempre.
Hace dos años vimos la cinta de Jorge García Grau con el brutal Héctor Bonilla, que tocaba el mismo tema. Pero sin buscar, como él mismo dijo en varias entrevistas, “el cine de catástrofe”. También desde ese entonces vimos el medio ridículo San Andreas de Dwayne Johnson, donde las cosas eran tan extremas que era difícil de tomarse en serio (aunque California bien debe hacerlo). En fin, temblores y terremotos en la pantalla no han faltado.
Hubo controversia por los dos trailers de la película. Uno que sacó la distribuidora, donde una de las primeras cosas que vemos es la Estela de Luz (¿en 1985? ¡Me lleva!) y varias imágenes del temblor del año pasado. El otro tráiler muestra más la acción y las cosas a las que nos tendremos que enfrentar al ver la película. Ambas destacan la solidaridad (en la mayoría de los casos) de los mexicanos que, como me dijo Diego Luna en su momento, corrieron hacia los edificios para ver a quién salvaban. Pero hacer una campaña de promoción, ponerle ese nombre nuevo a la película, ¿es válido?
Fueron eventos terribles en tiempos muy distintos. Y sí, hay toda una generación que se reía de nosotros por nuestro temor a la tierra en movimiento que definitivamente ya no lo hacen. Sí esta cinta se hubiera estrenado hace dos años como en algún momento se planeo, otra cosa hubiera sido (sin Estela de luz, por supuesto). ¿Pero ahora? ¿Ustedes quieren meterse al cine a verla? Tal vez sí. La mayoría de la gente me ha dicho que no. Y miren que les escribe una amante del más absurdo de catástrofes. Pero esto no es absurdo, es real y está demasiado cerca. ¿Demasiado pronto? Ustedes lo decidirán.
¿En serio?
¿Ahora Rossane Barr dice que tuitear no es un efecto secundario de las pastillas para dormir (Ambien) que tomaba cuando escribió lo que acabó con su carrera? ¿Levante la mano quien haya tuiteado bajo los efectos de semejantes medicamentos? (Créanme, sí ocurre. Aunque no escribes cosas en las que no crees).